Fran Pérez, el regateador adaptado a la máquina colectiva de Baraja

El extremo, que se ha propuesto mejorar el legado de su padre, Rufete, se reengancha a los onces del técnico con mayor sacrificio colectivo, pero sin renunciar a su esencia de futbolista de calle

Fran Pérez ante Osasuna en el último partido disputado en Mestalla | FRANCISCO CALABUIG

Fran Pérez ante Osasuna en el último partido disputado en Mestalla | FRANCISCO CALABUIG / Vicent Chilet . valència

Vicent Chilet

Vicent Chilet

«Seré mejor que tú», suele comentarle jocosamente Fran Pérez a su padre, Francisco Joaquín Pérez, el gran Rufete, héroe condecorado del Valencia del doblete. Una apuesta que suena arriesgada, pero que el joven canterano valencianista sustenta con dos avales: el fútbol de verso libre de un extremo retador, de vieja escuela, y la testadurez del jugador ganador. Dos virtudes de las que Rufete, con un estilo algo anárquico pero fiable desde su constancia, hizo gala en el inolvidable Valencia de Rafa Benítez.

Generación 2002, nacido a los pocos meses de la conquista de la quinta Liga, Fran Pérez se está haciendo fuerte en los planes de Rubén Baraja. La llegada de Sergi Canós no ha variado esa impresión, según ha sabido Levante-EMV. El camino no ha sido sencillo, nada lo es en este Valencia de supervivencia. Fran cautivó a Gennaro Gattuso («está loco, se atreve con todo», confesaba el calabrés) en un equipo que empezaba a emitir los síntomas de fatiga previos al gran colapso provocado por la ausencia de fichajes. Sin embargo, una inoportuna lesión cortó la irreverencia de un futbolista cómodo en los grandes escenarios. Como la Supercopa, cuando puso patas arriba el duelo contra el Real Madrid, o su irrupción furtiva en el Camp Nou, tendiéndole con su regate una trampa en la que cayó Kessié pero obvió el VAR. De regreso, la angustiosa situación clasificatoria y las prestaciones defensivas de Diego López, propiciaron que Baraja apenas tocara el dibujo del ‘once’ que llevó al Valencia a quedarse en Primera.

Titular en los tres primeros partidos, el encuentro en el Sánchez Pizjuán es un ejemplo ilustrativo de la evolución de Fran Pérez. Un regateador de impulsos traviesos, de fútbol de calle, que ha sabido adaptarse con silencio a las obligaciones colectivistas de este Valencia a la espera de fichajes. Fran se multiplicó en defensa, ante un Sevilla que vuelca su fútbol con el primer mandamiento de Mendilibar de los centros laterales. Y sin embargo, no renunció a su esencia pícara cuando había que activar el ataque. Cuando tuvo opción, rompió con la lógica, pasaron cosas. Suya fue la acción que habilitó a Diego López para su taconazo que casi acaba en gol. Y su contribución fue notable en el tanto de Diakhaby, al ser el ideólogo que atrajo a contrarios para liberar a André Almeida, y que el luso asistiese al ahora mediocentro guineano.

Entre medias, durante un final de temporada sin protagonismo y un verano con el cartel de futurible cedido, Fran Pérez ha aplicado aquella máxima de Héctor Cúper de «trabajo, silencio y suerte». Tuvo la opción de salir en préstamo ya en invierno, pero eligió quedarse en el primer equipo, sacudido por el colapso tras la renuncia de Gattuso. Y la nómina de pretendientes de cara al verano era amplia: entre otros, Levante, Alavés, Zaragoza, Albacete y Elche, club con el que llegó a tener cerrado un acuerdo. No obstante, el bloqueo de mercado inducido por Peter Lim frenó su marcha y animó a Baraja a contar con un futbolista de perfil diferente y al que ha acoplado, con éxito, a la dinámica de sacrificio grupal que requiere el actual Valencia, sin grandes nombres y construido desde la defensa.

Con esa determinación, la que ha guiado su camino por la Academia en la que no emergía nunca en la lista de talentos más llamativos o de reclamo mediático, Fran Pérez va completando su metamorfosis. La del encarador rápido y con desborde, que también defiende. Le falta reencontrarse con el gol, del que hizo gala en una temporada como máximo anotador del Valencia Mestalla, pero que se le resiste en el primer equipo. Un bloqueo que no preocupa y que, fuentes muy próximas al jugador, comparan con el proceso que en su día experimentó jugadores como el ‘Piojo’ López, con un trote desbocado y una gran ambición que hubo que modular con pausa para convertirlo en un goleador de época. La ambición de Fran y las dosis de confianza y experiencia que vaya asimilando en la última fase de su formación, deberían reencontrar con el gol al futbolista que se ha propuesto tumbar todos los muros, el todos los laterales rivales y el del legado mestallista de su propio padre.