J. V. P., Valencia

Unas 60.000 personas, según fuentes municipales, asistieron a la quinta entrada mora y cristiana que por fin recorrió las calles tras su aplazamiento. Este año se cambió su habitual celebración del día 9 de octubre al 11, para que no coincidiese con la cabalgata en honor a la conquista de Valencia por Jaume I, pero ese día no pudo realizarse debido a la amenaza de lluvias.

Así, finalmente ayer un público de todas la edades disfrutó y se sorprendió con el continuo movimiento de danzarinas, caballos y los propios moros y cristianos. Las carrozas lanzaron caramelos para los más pequeños, y las cámaras de fotos, vídeo y móviles asomaban entre la masa de espectadores. En esta quinta edición del desfile, organizado por la coordinadora de moros y cristianos de Ciutat Vella y la agrupación de moros y cristianos Marítimo, participaron cerca de 3.000 personas repartidas en 60 escuadras. La música la pusieron decenas de bandas procedentes de diversas localidades valencianas, que anunciaban la llegada de los participantes, y llenaban de sonido las calles del centro. Este año la capitanía mora recayó en la recreación que la Agrupación del Marítimo hace del desembarco, mientras que la cristiana correspondió al festejo de las embajadas, representado por el colectivo de Ciutat Vella.

"Es la primera vez que vengo. ¡Me encanta!", exclamaba Magdalena al paso del desfile. "Estoy entusiasmada", apuntaba esta vecina de Valencia que comentaba entre risas que le haría ilusión salir en la comitiva. Gonzalo, de Villarreal, que se había encontrado con el desfile por casualidad comentaba que "es bonito", y señalaba que a su hija de dos años "le está gustando mucho, se ha estado quieta desde que ha empezado". Amparo que también estaba acompañada de sus dos hijas comentaba: "me gusta mucho todo, sobre todo la música".

"Mascletà" cancelada

Sin embargo la celebración no fue completa. La nota negativa la puso la lluvia que si hace unos días obligó a cambiar el día de la fiesta, ayer volvió a a hacer acto de presencia. En esta ocasión empezó a llover cuando el desfile ya iba por la mitad de su celebración y no impidió que los moros y cristianos terminaran de completar el itinerario. En cambio el agua sí que obligó a cancelar la mascletà que estaba prevista.