Francesc Arabí, Valencia

A las 13 horas están citados los doce concejales, con su portavoz, Carmen Alborch, al frente. En la planta tercera del Ayuntamiento para preparar el recibimiento al líder del partido, que llegará media hora después. Estarán todos en perfecto estado de revista y con un informe de gestión bajo el brazo. Así los quiere ver Jorge Alarte, quien ha dejado para el final de su gira por los grupos institucionales del partido la estación más complicada: el PSPV del Ayuntamiento de Valencia, que es una réplica exacta de la situación del partido en la ciudad. En estado permanente de crisis. La dirección socialista ordenó la semana pasada que todos los ediles informaran sobre su labor de oposición.

En la reunión del lunes, Alborch trasladó corregida y aumentada la solicitud para que todos se conjuraran para sorprender a un jefe, Alarte, que no está nada satisfecho con el funcionamiento del grupo. De hecho, la refundación del partido en la ciudad -operación que está en marcha- no la aplica al Ayuntamiento porque no puede. El acta de concejal caduca a los cuatro años y no antes. La revolución llegará, con todo, en la elaboración de las listas de 2011, empezando por el cartel electoral. Lo cual no es óbice para que hoy, Alarte, exprese su apoyo a la labor del grupo y su respaldo a Alborch. Como esos presidentes de club que ratifican al entrenador media hora antes de destituirlo. Al encuentro con los concejales acudirán, junto al líder socialista, su secretaria de organización, Elena Martín; el responsable de política municipal, Josep Maria Àngel; el secretario de acción electoral, Víctor Sahuquillo y el presidente de la comisión encargada de reestructurar el partido en la ciudad, José Camarasa.

El diputado autonómico es la máxima autoridad del PSPV en la capital, dado que la formación está descabezada hasta que se celebre el congreso. Antes hay que elaborar el estudio de campo sobre quién es quién y cuales son sus inquietudes de los 2.053 militantes de la capital. Después poner en marcha una campaña para intentar duplicar la afiliación, acto seguido reestructurar el mapa de agrupaciones para ajustarlo a los distritos electorales (caben sobre el papel hasta 19 posibles sedes locales aunque cada día que pasa se rebajan las pretensiones) y para finalizar celebrar el congreso y elegir un secretario general.

Trato especial a los vip

Desde el lunes está en marcha el proceso de entrevistar uno a uno a los militantes. Cada día pasan unos 30 por la sede de Blanquerías, aunque en otras dependencias, como el grupo municipal, también se pasa consulta. En ese caso es la concejal Ana Botella, miembro de la comisión delegada, la que interroga. Para tener la radiografía exacta de los recursos humanos con los que cuenta la organización, se rellena un cuestionario de seis folios y, a efectos de reubicar a los afiliados en nuevas agrupaciones, se actualiza el lugar de trabajo y de residencia. Militantes ilustres como Joan Lerma o el ex ministro Jordi Sevilla tendrán un trato especial. El cuestionario se hará por correo o la entrevista se desarrollaré en formato café. Con mucho tacto y a gusto del consumidor vip.

Respuesta anónima:

"¿Y tú qué cambios

harías en el partido?"

Más que un cuestionario parece un examen a notarías. Seis folios en los que se escanea toda la vida pública de los afiliados de la ciudad para tener todas las claves antes de reestructurar el PSPV. En las entrevistas personales a los militantes se les pregunta por su pertenencia a las asociaciones de todo tipo, por sus aficiones e inquietudes y, para rematar su perfil, se les pide que digan si tienen blog o circulan por la red social Facebook. En qué áreas del partido les gustaría colaborar o se sienten capacitados por su profesión.

La última parte de la consulta es anónima. Para que el personal no se autocensure ni tema represalias. En ella se preguntarán dos cuestiones peliagudas: "¿Qué te parece el proceso?", el de refundación del partido en la ciudad. Y la segunda: "¿Qué cambios harías en el partido?". Preguntas abiertas que dan mucho juego.