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La ciudad tendrá la última semana de diciembre de este año 128 kilómetros de carril bici, el doble que hace un año, a lo largo y ancho de las calles y barrios, aunque su reparto resulta desigual. La novedad llega en forma de ciclocalles, unos 40 kilómetros, donde el vehículo a motor no debe superar los 30 kilómetros por hora y conviven todos los modelos de transporte aunque la bicicleta es la que prevalece.

El carril-bici ha superado el centenar de kilómetros debido, especialmente, a la inversión que el Ayuntamiento de Valencia ha hecho con el Plan E, cuatro millones de euros, pero sobre todo por haberse fijado el objetivo de cumplir el Plan de Infraestructuras Ciclistas que presentó el año pasado, aunque quedan por ejecutar otros trazados asignados al Plan Confianza, que se ejecutará en 2010.

Y todo esto lo está llevando a cabo el equipo de gobierno de la alcaldesa, Rita Barberá (PP), de la mano del concejal de Circulación, Alfonso Novo, cuya formación votó en contra del primer tramo, construido en 1986.

En aquel entonces el concejal socialista José Cabrera inauguró en octubre de hace ahora 23 años un tramo de ocho kilómetros que se realizó entre Navarro Reverter, la avenida de Aragón y Blasco Ibáñez, con una inversión de 40 millones de pesetas de la época (240.000 euros). Las críticas no se hicieron esperan y subieron de tono en 1988 a pesar de ejecutarse como una inversión de futuro. La oposición, entonces el PP, calificó el carril como "un despilfarro innecesario". Desde aquel momento y hasta 1996 el carril-bici quedó relegado a la mínima expresión y a nula inversión.

La presión de los colectivos sociales y ecologistas, en especial de Valencia en Bici, que es el más antiguo, y el giro de casi los mismos dirigentes del PP, ya en el gobierno desde 1991, hacia un modelo de transporte más sostenible que ven cómo los ciudadanos aceptan más día a día han dado lugar a que en ese período de tiempo de 12 años se hicieran 76 kilómetros de carril. La misma presión provocó las primeras ciclo calles en el barrio de El Carmen, donde se dio prioridad a la bici aunque el fracaso ha sido un poco especial porque la única medida fue colocar carteles prohibiendo circular a más de 30 por hora.

Sin embargo, los colectivos ciclistas y otras asociaciones han puesto ya sobre la mesa el debate del modelo de carril bici existente en toda la ciudad, cuyo diseño ha salido de nuevo a debate como consecuencia de la muerte de un joven universitario francés atropellado el miércoles en la rotonda contigua a la Politécnica. En ese lugar hay necesidad de más iluminación y en otros lugares de la ciudad también. Y es que si el carril no va acompañada de un diseño de seguridad ciclistas, peatones y conductores no podrán convivir con normalidad

El uso de la bici ha aumentado mucho en una ciudad prácticamente plana en su diseño y con buenas calzadas para circular. El profesor del Departamento de Urbanismo y experto en Movilidad de la Universidad Politécnica, Vicent Torres, lamenta que "el modelo no esté claro" y afirma que "el carril-bici se hace porque es moderno, pero la ciudad no está preparada. Es incompatible hacer más viales para ciclistas y pedir ampliar el puente de Xirivella".

Quizás el consistorio esté esperando a tener conectados los barrios para repensar el modelo.

Hoy en día hay varios carriles-bici, hasta de diversos colores. Los hay de color ocre pintados sobre la misma acera, con lo cual se resta espacio al peatón; otros son de color verde y unidos a la acera, como sucede en la avenida del Puerto y, finalmente, el nuevo carril que se hace en numerosas calles de la ciudad restando calzada y colocando un bordillo que nada satisface a los colectivos ciclistas ni al grupo socialista. Unos y otros recuerdan que una caída de un ciclista en una zona con ese diseño puede provocar graves daños en la cabeza o el cuerpo al darse con el bordillo. Este modelo se realiza en aquellas calles donde no se ha podido tocar nada de la acera porque de lo contrario hubiera quedado muy estrecha para el peatón.

Los colectivos ciclistas defienden que es el momento de pararse a pensar si lo hecho reúne o no condiciones de seguridad . De lo contrario se habrá hecho una amplia red sin condiciones para peatones, conductores y peatones y habrán quedado zonas de sombra que se deberán despejar.

Más carril: a costa de calzada y con bordillo de separación

Uno de los modelos que se ha implantado en la ciudad durante este año ha sido el de ganar un espacio a la calzada y adecuarlo para la circulación de las bicicletas pegado a la acera de los peatones y separándolo con un bordillo. La alternativa no ha satisfecho a los usuarios de las dos ruedas porque supone para ellos un notable peligro en caso de accidente y caída. Los daños pueden ser importantes en la cabeza si no se lleva casco. ?

Ciclocalles: Entre coches y a no más de 30 km. por hora

La ciudad dispone de 40 kilómetros de ciclocalles, que son zonas donde la bici tiene preferencia y el coche no podrá circular a más de 30 kilómetros por hora. Barrios como Benimaclet, El Carmen, Torrefiel o Benicalp disponen ya de este modelo de conexión vial donde conviven varios modelos de transporte y permite la conexión con los otros carriles bici. Es el lugar con más tranquilidad para circular según los usuarios. ?

Parcheo del viejo carril: Con pulidora y mano de pintura

El grupo Els Verds ha puesto el grito en el cielo al detectar que en algunos tramos de carril bici la empresa adjudicataria está utilizando la pulidora y después se pasa una mano de pintura para dejar en condiciones determinados tramos de carril-bici, como Conde Altea o Blasco Ibáñez. El pavimento quedará irregular y hará que los usuarios ciclistas no pueden circular en unas óptimas condiciones.