La casca, el producto tradicional valenciano de las navidades, ha resistido la influencia francesa del roscón de Reyes y en la zona de Valencia y las comarcas próximas ya comienza a asentarse su venta para formar parte de la mesa en el día de Reyes del que nunca debió de marcharse.

El Gremio de Pasteleros y Confiteros y la federación regional han empezado la venta del producto con compras superiores al año pasado aunque el roscón aún es mayoritario.

El presidente del gremio, y gerente de la pastelería Galán de Albal, Joaquín Galán, ha iniciado una campaña como otros dueños de establecimientos para la defensa del producto valenciano y ha tomado la iniciativa, como ya hizo hace tres años, con la elaboración del producto, de colocar unos poemas en las cajas que pone a la venta.

En ellos anuncia que el roscón y la casa van de la mano y en valenciano afirma: "Senyor rei, jo estic ací. Casques i torrons son per a mi, palla y garrofes per al seu rossí". Luego recuerda que el producto es un dulce del día de la Epifanía: "Conocer y respetar nuestras tradiciones es deber de todos", dice.

El dulce valenciano se hacía con los productos que la gente tenía en la huerta y el corral. La casca tiene forma circular y es un pastel de mazapán relleno de yema o boniato confitado. Los huertanos mezclan almendra y azúcar con patata cocida al horno. Con un molde se le daba la forma de corona, sierpe o anguila. Antiguamente se hacían rellenas de yema o cabello de ángel y luego llegó la mermelada y la fruta confitada, antes de acabarla pintada de huevo o azucarada. Los niños la recibían como regalo junto a monedas de chocolate y caramelos.