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Un taxista de Valencia inició ayer una huelga de hambre ante la Conselleria de Infraestructuras y Transportes, en Blasco Ibáñez, 50, para exigir la inmediata aplicación o al menos la fijación de una fecha para la puesta en marcha la limitación de jornada. Esa fue la medida más votada por los taxistas valencianos en la encuesta realizada por la Agencia Valenciana de Movilidad Metropolitana y esa es la que la Generalitat piensa aplicar, pero "hay presiones" para que no sea así y este taxista, así como un amplio colectivo que los respalda, teme que se demore y acabe perdiéndose.

La medida consiste en limitar a doce horas la jornada laboral de los taxistas autónomos y a 16 la de las empresas que tienen personal trabajando por turnos. De esta forma esperan repartir mejor la demanda actual, que ha caído hasta un 40%, y tener unas jornadas laborales "dignas". Además, creen que se acabaría con la "corrupción" que hay en el sector, ya que "muchas empresas tienen contratados conductores para dos horas y hace jornadas de ocho, con el coche dando vueltas las 24 horas del día".

Presiones externas

En principio, la Agencia Valenciana de Movilidad Metropolitana se mostró dispuesta a aplicar la reducción de jornada en cuanto fuera posible colocar los dispositivos que controlen el límite de horas, pero en la última reunión del Consejo de Operadores del Taxi la Gremial, entidad mayoritaria, y la Empresarial, que agrupa a los empresarios, propusieron que este verano y mientras se instalan esos dispositivos, se aplicara la tercera opción más votada, que es trabajar un día sí y otro no.

No prosperó la idea, pero "yo no estoy tranquilo y muchos compañeros tampoco", dice Bruno Ruiz Lozano, que exige "la inmediata aplicación de la medida o la fijación de una fecha para su entrada en funcionamiento". Mientras no se produzca una de estas circunstancias, él seguirá apostado a la puerta de la conselleria sin comer.

En esta guerra -es la segunda vez que hace una huelga de este tipo- no cuenta con el apoyo de ningún sindicato, sólo de un grupo de compañeros que le da soporte. "Aquí sólo tenemos sindicatos de oficina", dice Bruno.