?

Huraños gorilas, elefantes dominado el horizonte en la sabana, hipopótamos que se desperezan entre bostezos y gráciles gacelas danzarinas, poder disfrutar de la magia de África sin salir de Valencia es una oportunidad a la que resulta muy difícil renunciar. Prueba de ello es el casi millón y medio de personas que han elegido pasar el día entre leones y jirafas en el Bioparc desde que el recinto abrió sus puertas en 2008.

En estos días, cuando se cumple el tercer aniversario de su inauguración, el Bioparc de Valencia cuenta ya con 4.500 ejemplares pertenecientes a 145 especies animales distintas que campan a sus anchas por el parque, ajenos a los 450.000 visitantes que en 2010 recorrieron espacios como la Cueva de Kitum y disfrutaron de las numerosas actividades programadas.

A pesar de los problemas derivados de la crisis económica, que han rebajado la previsión de visitantes, el Bioparc afronta esta temporada con la incorporación de nuevos ejemplares como tres jóvenes leones de Angola o una pareja de tapaolín norteño y el nacimiento de numerosas crías.

El "baby boom" en el Bioparc

Este proceso de ampliación de los pobladores del parque ha sido una constante desde su inauguración y en sólo tres años las hembras han alumbrado a unas 200 crías y se han producido alrededor de 300 incorporaciones de ejemplares provenientes de distintos zoológicos. Sin embargo, fue durante el pasado 2010 cuando el 'baby boom' del parque llegó a su punto álgido. Entre los distinos recién nacidos el pasado año destaca Tumai, una jirafa Baringo, especie africana muy amenazada. También se recibió durante el pasado año a Nanuk, la primera cría de hipopótamo nacida dentro del recinto, a dos crías de leopardo, especie que dificilmente se reproduce en cautividad y a 13 cachorros de Suricata, un gracioso poblador de la sabana conocido por todos los niños gracias a Timón, el compañero inseparable de "El Rey León". El Bioparc también comienza 2011 con cinco mangostas rayadas recién nacidas y varios retoños de lémures y mangabeys de corona blanca. Otro parto muy celebrado fue el del dril, un primate en peligro de extinción al que aún no se ha dado nombre.