Domingo y sol. La fórmula perfecta para que cientos de miles de personas acudan en masa a las calles de la ciudad. Se avecina la semana grande de las fiestas y cada día que pasa se nota más en el «cap i casal».

En la ciudad del Turia la gente pudo disfrutar ayer a la hora de la «mascletà» de más de 20 grados, y la máxima que alcanzaron los termómetros fue de 21,5, a las 15 horas. Los paraguas que se vieron tenían otra función, la de cubrirse del sol, después de unos días en los que el agua ha amenazado a monumentos y comisiones. En el centro histórico se podían ver terrazas llenas y un ambiente muy familiar. Pequeños falleros a hombros de sus padres y carritos de bebés cerca de la plaza del Ayuntamiento. Las carpas ya son parte del mobiliario urbano y las comisiones compartieron ayer paella, eso sí, con el cigarrillo fuera, que la ley manda. La escalera del aparcamiento subterráneo situado en San Agustín no conseguía, pasadas las dos de la tarde, engullir a todos aquellos que acudían para recoger sus vehículos.

Todavía no están colocados totalmente los monumentos pero la gente no cesa de fotografiar lo que hay de ellas y hacer sus primeas apuestas. A las 18 horas la plaza de la Virgen estaba abarrotada. Y eso que todavía la gigantesca imagen de la Mare de Déu está sin cubrir por las flores. No importa. Un helado, y a esperar lo que se avecine a la vuelta de la esquina. Mientras, los manteros han tomado las aceras vendiendo todo tipo de productos, como los pañuelos falleros a un euro.