El concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia, Alfonso Novo, aseguró ayer que "la única opción que queda" para evitar los accidentes al comienzo de Blasco Ibáñez, en Botánico Cabanilles junto a Viveros, es "colocar un radar". En esa zona hubo otro accidente el pasado domingo, cuando a las 9.30 horas de la mañana un Audi A3 se salió de la calzada y derribó la valla de los Jardines del Real y parte del muro de piedra. El conductor no sufrió daños de gravedad, aunque el coche quedó girado en dirección contraria.

Novo comentó ayer que se ha intentado "de todo": desde "cambiar la frecuencia de semáforos en Jaume Roig para que los coches lleguen frenados", hasta "abrir el radio de la curva". En este sentido, el edil del PP señala que no es un problema en sí de la curva o del trazado de la misma, dado que "de 17.000 coches diarios que pasan por ahí, hacía casi dos años que no había un accidente". Así, de los más de 12 millones de vehículos que pasan por esa zona, frecuentada para enfilar hacia el centro de la ciudad desde las universidades, "únicamente uno" en dos años, según Novo, ha tenido un accidente, lo que indica que "si alguien no respeta la curva... no es un problema del trazado".

La medida de colocar un radar, y anunciarlo, para que los conductores aminoren la marcha al llegar al comienzo está todavía en fase de estudio. En este sentido, el concejal de Tráfico del Ayuntamiento de Valencia insistió en que no se pueden tomar medidas "para perjudicar a los 17.000 conductores diarios que sí circulan como se debe circular".

A principios de 2011, se registraron cinco víctimas mortales en dos meses en tres accidentes en Blasco Ibáñez. Entonces el consistorio, tal como informó Levante-EMV, descartó actuar porque los conductores implicados en dos de los tres accidentes iban ebrios y en el otro el fallecido cometió, al parecer, una imprudencia al cruzar por donde no debía.