La celebración de Todos los Santos viene marcada por la crisis y el temor a la lluvia, elementos ambos que en esta semana previa a la celebración ya están mermando la asistencia de público y la demanda de servicios.

El Ayuntamiento de Valencia ha ampliado desde el lunes los horarios en los siete camposantos de la ciudad y abrirán hasta el 3 de noviembre de 9 de la mañana a 6 de la tarde. También ha limpiado el solar que hay enfrente del Cementerio General para ampliar el número de plazas de aparcamiento. Y ayer la EMT informó de la ampliación de la oferta de autobuses, que se triplicará respecto a un día normal. Los refuerzos, según la empresa, se concentran en las líneas 9, 10, 89 y 90 desde hoy y hasta el próximo 1 de noviembre. Además, se pondrá una línea de servicio directo desde el Ayuntamiento hasta el Cementerio General, línea que podrá identificarse al llevar en el frontis la lectura «Especial cementeri».

Pero el problema del que habla todo el mundo es la lluvia, que resta asistencia a los cementerios y puede hacer inaccesible el aparcamiento de tierra; y la crisis, que afecta a todos los negocios, desde los más consagrados a los más improvisados e irregulares.

Lo dice, por ejemplo, Amparo Teruel, vendedora de flores junto al Cementerio General, una tienda que hace gran parte de su facturación esta semana. Según dice, aún es pronto para hacer balance, pues los días gordos están por llegar, pero «ya se está notando en los encargos, que se están pidiendo más baratos». A eso hay que añadir el hecho de que los precios no hayan subido desde 2007 y que a ellos les hayan subido el IVA. Pérdidas en todos los sentidos, dice.

Y lo mismo relata José, que a sus 86 años de edad aún se dedica a pedir propinas por aparcar coches. Tras 14 años de trabajo diario puede hablar de la evolución de los últimos tiempos y su diagnóstico es que el negocio está cada vez peor. «La gente ya no da como antes y además está muy quemada de tantos gorrillas como hay», relata José, que pasa allí nueve horas diarias para sacar entre 10 y 15 euros. Este año, además, le acompaña su hijo, que se ha quedado sin trabajo.

Sale a concurso la cafetería del General

Entre los servicios que ofrece el Cementerio General de Valencia se encuentra la cafetería que hay situada entre la puerta principal y la del crematorio, un local de planta baja encastrado en el edificio administrativo. Su gestión se otorga por concesión y ahora parece que es tiempo de renovarla. El Ayuntamiento de Valencia ha publicado en el Boletín Oficial de la Provincia el concurso para adjudicar este servicio por cuatro años y lo hace con un presupuesto base de licitación de 4.905 euros. Ese será el alquiler mínimo que habrá que pagar por hacerse con la gestión de la cafetería. El pliego de condiciones, que puede obtenerse en dependencias municipales y en la web del consistorio, especifica las condiciones de contrato y la fianza definitiva, que es de 1.775 euros.

«Ahora vienen con los hijos y se hacen ellos la faena»

Soledad y Desiree, abuela y nieta, pertenecen a ese grupo de personas que todos los años por estas fechas se trasladan al Cementerio General de Valencia para ofrecerse como limpiadoras de tumbas. Es un trabajo sencillo que siempre ha tenido demanda y ha tapado algún agujero de la familia. Para ellas también son tiempos difíciles.

A sus 81 años, Soledad asegura que «cada año es peor, porque si tienen que quitarse algo se quitan estas cosas». Según dice, «ahora la gente viene con los hijos y los nietos y se hacen ellos la faena», aunque creen que aún están por llegar los mejores días y que es pronto para hablar.

Por cada servicio que hacen cobran entre 10 y 15 euros, según sea la lápida o lo que tengan que hacer. Colocar el ramo, por ejemplo, son 5 euros, dice.

Para Desiree, que está en el paro, es su segundo año en el cementerio y lo hace por auténtica necesidad, pues en su casa sólo trabaja su madre. Ella, además, tiene un hijo y con este dinero saca al menos para comer, pues el subsidio de desempleo se le ha terminado. Sólo espera que estos días vaya más gente y gane algo más. Aquella mañana sólo habían hecho un trabajo.