Mónica Ros

valencia

Se pusieron de moda hace unos años para bautizos, bodas y comuniones. Se trata de un producto pirotécnico conocido como "batería". El efecto es el de un castillo de fuegos artificiales. Por ello, a la tradicional traca valenciana que espera a los novios después de la ceremonia se ha sumado, desde hace algunos años, la presencia de estos "autocastillos" , que dan el pego y no precisan de permiso alguno. Ni para adquirirlos ni para dispararlos.

Y es que en las tiendas especializadas se vende como un producto de clase C, es decir, que tiene menos de 500 gramos de masa pirotécnica. La única medida de seguridad que figura en la caja es situar la batería a 30 metros. El coste oscila entre los 15 y los 80 euros, y el "autocastillo" puede llegar a una altura de entre dos y cinco pisos.

El coste económico de un producto tan lucidor ha provocado que muchas comisiones comiencen a adquirir estas baterías para ahorrar en la partida destinada a material pirotécnico. Sobre todo para las "'cremàs'" de los monumentos infantiles, y en las comisiones más humildes.

"Los falleros compran estos productos para las 'cremàs' infantiles, porque colocan varias cajitas juntas y consiguen un castillos pequeñito que queda lucido y es muy barato. La crisis ha aumentado la venta de estas baterías porque el efecto que se consigue por 80 euros es bastante aceptable. El contenido de la caja es mucho color y poca masa explosiva", afirman desde una de las tiendas especializadas que venden este tipo de productos.

Hasta aquí, la adquisición de estas baterías parece una alternativa a la crisis. Sin embargo, el punto de vista de la Asociación de Empresarios Pirotécnicos Piroval pone en el punto de mira la adquisición de unos productos "que son peligrosos". "Las fallas que hacen esto están incumpliendo el reglamento por el que nos regimos todos. La 'cremà' de la falla es un espectáculo pirotécnico. Todos los profesionales contamos con un seguro de responsabilidad civil. Si en una de estas 'cremàs' con autocastillos ocurre algo ¿quien es el responsable?, pregunta el presidente de la entidad y pirotécnico de renombre, Vicente Caballer.

Un producto de clase C

Y es que, según Caballer, estas baterías están "sobredimensionadas". "Son productos que se venden como clase C, pero no son cajitas de petardos. Es un material que viene de China y por eso es tan barato. Ahora bien ¿es de calidad? ¿Es seguro? Nadie puede manipular material explosivo sin tener los conocimientos adecuados porque un error puede ser fatal. Seamos conscientes del papel que tiene cada uno y no releguemos la pirotecnia a un uso casero", exige Caballer en aras de mantener "una industria que mantiene a muchas familias y que está en serio peligro".

El debate está, pues, encima de la mesa.

La "denominación

de origen" para los productos valencianos

Si hay algo que le preocupa a la Asociación de Empresarios Pirotécnicos Piroval es la competencia de los productos importados de China. "Los chinos inventaron la pólvora, pero los valencianos inventamos la pirotécnica. Y eso no se nos tiene que olvidar". Con estas palabras exige el presidente de Piroval, Vicente Caballer, un reconocimiento a los productos fabricados en tierras valencianas y un llamamiento a comisiones, falleros y ayuntamientos. "Si nosotros mismos no protegemos nuestra industria ¿quién lo hará? Ningún valenciano debería adquirir petardos de china. Porque aquí los fabricamos con un calidad que allí no tienen. Y calidad es seguridad", explica el empresario.

Piroval, además, lleva años exigiendo a la Conselleria de Industria la denominación de origen de los productos pirotécnicos valencianos. De esta forma, "el fallero o el vecino sabría qué producto está comprando y de donde procede", explica Caballer. En la Comunitat Valenciana existen más de 300 empresas dedicadas a la pirotecnia. "Muchas familias corren peligro de quedarse sin nada. Hay que defender lo nuestro porque, además, es mejor".