Dieciocho son los puentes que conectan las dos partes de Valencia, dividida por el río Turia. De todos ellos, tan sólo dos cuentan con carril bici: el de Aragón y el de Astilleros. Para intentar revertir esta situación, centenares de manifestantes subieron ayer a sus bicis y pedalearon "por una ciudad amable, segura y sin humos", pero sobre todo, pidieron más infraestructuras ciclistas en la ciudad.

A pesar de los 130 kilómetros de rutas ciclistas que se encuentran en Valencia, según informa el ayuntamiento en su página web, resulta misión casi suicida para el vehículo de dos ruedas atravesar la ciudad de una ribera a otra del río. "Es incomprensible que en una urbe plana como esta haya tantas dificultades para circular en bici", lamentó Andrea, una joven que vive en el centro de Valencia y que cada vez que intenta llegar a la zona de Blasco Ibáñez sufre la hegemonía de los coches en su propia piel.

No sólo los puentes históricos no tienen carril, que podría tener su excusa, sino que puentes de reciente construcción, como el de l'Assut d'Or, el de Les Arts o el recién estrenado Pont de Fusta, dividido en una zona para peatones y otra para tráfico, no cuentan con infraestructuras ciclistas. "Resulta muy peligroso ir en bici en esta ciudad, y los puentes son uno de esos puntos donde el ciclista se juega la vida circulando paralelamente a los coches", criticó Andrea. En este sentido, los manifestantes pidieron más medidas de seguridad para los ciclistas y que se multen los excesos de velocidad de los coches.

La marcha, organizada por Valencia en Bici, tenía prevista su partida a las 11 de la mañana, aunque tal vez el cambio de hora la noche anterior descolocó a más de un manifestante, ya que hasta casi las doce de mediodía la comitiva no salió del Parque de Cabecera. Los centenares de "bicifestantes", 600 según la organización, conformaron un pelotón que recorrió las orillas del río, pasando a un lado y a otro de éste por los distintos puentes. Claro está, requirieron de la presencia de la Policía Local para que les cortara el tráfico. De otro modo no se hubiera podido realizar la travesía.

La protesta no llevó una pancarta, como se viene observando en las recurrentes manifestaciones que tienen lugar en Valencia últimamente. La bicicleta en sí ya era el símbolo de protesta. Plegables, de montaña, coloridas, heredadas, con caseta para el perro, con sillines para niños... de todo se vio. Algunos de los vehículos llevaban flores en señal de paz (con el tráfico), otros una imagen del actor Chuck Norris dándole la patada a un coche. La imaginación al poder.

Carriles inconexos y vías de tren

Una de las demandas de la plataforma Valencia en Bici es la conexión de muchos carriles que terminan en nada. "Hay vías que terminan de repente, como en el caso de los puentes de Les Arts o el del Ángel Custodi", denunciaron desde la organización. Otro de los puntos negros para los ciclistas son las vías de tren. Éstas cortan la ciudad en dos y sólo se ven salvadas por cuatro infraestructuras. Una está destinada únicamente a vehículos de motor y las otras tres (pasarela Amparo Iturbi o túnel de la Gran Vía) son inaccesibles para bicicletas y ciudadanos en silla de ruedas.

El sueño de una ciudad segura

La plataforma Valencia en Bici, perteneciente a Acció Ecologista-Agró, volvió a pedir ayer, como lleva haciendo durante años, que se incorporen más infraestructuras habilitadas para el uso ciclista, así como que se sancione a los automóviles que excedan la velocidad máxima permitida. Fernando Mafe, portavoz de esta asociación, aseguró que confían en que tras estas reivindicaciones "el ayuntamiento haga caso". Valencia en Bici pidió en su día también crear un carril bici en las Grandes Vías, que con un presupuesto de más de 4 millones de euros para su restauración no cuenta con esta infraestructura.