La Generalitat estaba dispuesta a invertir 14.000 millones de euros de sus recursos en Disneylandia para facilitar que la ciudad mágica se instalara en la Comunitat Valenciana. Una oferta que se añadía a la del Gobierno central que garantizaba subvenciones por valor de 48.000 millones de pesetas y otros 40.000 millones en créditos. El total de la inversión se calculaba que podía ascender a 200.000 millones. Los terrenos se habrían expropiado por la Generalitat y puestos a disposición de la Disney a precio de coste. Todos estos detalles e, incluso, un plano de lo que hubiera sido el Eurodisney en Pego-Oliva se conocieron meses después de que España perdiera la opción de albergar el megacomplejo de ocio. «El modelo que se pretendía implantar en España era entonces más arriesgado para la Disney, pero era una idea rompedora entonces porque además de las atracciones de la empresa pretendían construir un complejo de viviendas de lujo y un puerto deportivo en un entorno de playas vírgenes», explica a Levante-EMV Segundo bru. La opción de París era más conservadora y parecida a lo que ya había construido la Disney: un parque de atracciones con hoteles alrededor.