Los grandes despachos de arquitectura valencianos se han visto obligados a raíz de la crisis de la construcción no sólo a redimensionar sus equipos sino a buscar nuevos mercados en países emergentes de Oriente Medio, África o Sudamérica para poder aguantar el tipo. Un reto «muy difícil que requiere grandes dosis de ingenio», según asegura José María Tomás, que lleva varios años con la vista puesta fuera de España —«aquí no hay trabajo par ninguno»— y uno de cuyos principales proyectos en el extranjero es el frente marítimo de la Spezia, al norte de Italia. La experiencia en la ordenación del futuro barrio del Grao, en la fachada litoral de Valencia, le ayudó sin duda a ganar el concurso.

Tomás, que llegó a tener contratadas a un centenar de personas en su despacho de Valencia, tiene pendiente de cerrar un acuerdo con el Ayuntamiento de Casablanca para diseñar el acuario proyectado en la marina de la capital económica de Marruecos. Los viajes continuos de punta a punta del mundo se han convertido en su día a día de Tomás. «Un día vuelas a Dubai y al día siguiente a San José (Costa Rica)». «Es duro y supone mucho desgaste», asegura el arquitecto. El profesional valenciano asegura que en el extranjero también ha pasado la época de la arquitectura espectáculo, que caracteriza la obra de Calatrava, quizás el profesional valenciano de la arquitectura más internacional y mediático. «Los edificios tienen que ser funcionales además de bonitos», apunta Tomás.

De la expansión a las alianzas

Otro arquitecto que ha decidido hacer las américas es Juan Añón (AIC Equip), cuyo último gran proyecto en Valencia ha sido la remodelación del complejo administrativo 9 d’Octubre, y que ahora tiene proyectos en Lima (Perú) y Argelia. Si hace unos años los despachos tendían a expandirse ahora se fomentan las alianzas. Añón en este sentido está colaborando con Jose Miguel Iribas —mentor de la frustrada «ruta azul» de Valencia— y con Patxi Mangado, para acudir a concursos internacionales como la ordenación del distrito financiero de Moscú y la nueva Biblioteca Central de Berlín, un concurso al que se presentaron la friolera de 2.000 despachos. Juan Añón también va de la mano de ingenieras como Ghesa en proyectos de Arabia Saudí y Hong Kong.

Tanto Tomás como Añón echan en falta más apoyo de la Administración, por ejemplo, de las embajadas en el extranjero, a la hora de hacer valer los intereses españoles frente a países como Francia y Alemania.

También hay jóvenes arquitectos que junto con los despachos más veteranos están haciendo de punta de lanza para la arquitectura valenciana. Es el caso del joven arquitecto de Manises Manuel López Garrote que, con sólo 32 años, ganó el concurso internacional de ideas del Palacio del Deporte y la Juventud de Kaluga, en Rusia, con un proyecto que apuesta por la innovación tecnológica y en el que desbancaron a quince despachos competidores. López Garrote integra un equipo de arquitectos españoles formado por los estudios valencianos El fabricante de espheras, Espai MGR y A&G Proyectos y Desarrollos. El palacio de deportes de Kaluga es una infraestructura deportiva, comercial y hotelera, con una arquitectura de innovación y alta tecnología que renovará la imagen de la ciudad. López Garrote ha proyectado un edificio elevado para liberar suelo en la base y con una identidad adaptada, no sólo a las bajas temperaturas del país, también a la cultura rusa con una estructura con forma de flor y piel reflectante de fibra de carbono.

Sobrevivir está siendo menos difícil para los despachos que en época de vacas gordas optaron por una actividad modesta, más acotada, como mucho asociándose a otros arquitectos en caso de grandes proyectos. Así lo hizo Rafael Rivera con Manolo Valdés en la escultura monumental de la Dama Ibérica. «No hemos hecho grandes escaladas y esto que hace unos años parecía una desventaja ahora ha resultado ser positivo», apuntó Rivera.