Las universidades valencianas se han convertido en exportadoras de arquitectos. Jóvenes generaciones de profesionales que, ante la crisis de la construcción, buscan abrirse hueco en países como China, Dinamarca, Francia o Alemania. En el extranjero somos un producto bueno, bonito y barato», apunta uno de los arquitectos valencianos emigrante.

María Colomer y su socio Adrien Dumont crearon hace diez años un despacho especializado en paisajismo (Mcbad) y trabajan a caballo entre París y Barcelona. «Tenemos más proyectos en España pero trabajamos más en Francia porque allí está todo parado». Entre las obras en dique seco está un edificio de 184 viviendas en el barrio singular de Sociópolis en Valencia. El método de trabajo francés es distinto del español. «Aquí se diáloga mucho, se hacen muchas reuniones, se hacen informes de todo». «El promotor intenta crear algo interesante en su ciudad y el ayuntamiento y los vecinos siempre están detras».

«Los arquitectos valencianos están muy bien considerados». En Francia están trabajando estudios potentes en muchos planes parciales, nosotros estamos con Vázquez Consuegra en Nantes, pero también están Mansilla y Tuñón y Ferrater. «La crisis en Francia también existe pero no en la dimensión que en España».

El valenciano Ausias Lobatón Ortega lleva trabajando cinco años en Berlín. Salió al extranjero gracias a una beca (las más comunes las Erasmus y Leonardo) y la crisis le pilló fuera.

Ahora «tal como está el panorama en Valencia la previsión es quedarse en Alemania». Ha trabajado con el despacho alemán GMP, coautor con el francés Jean Nouvel del PAI del Grao. Asegura que los despachos de arquitectura alemanes están mucho más especializados en un tipo concreto de edificios ya sean hospitales, estadios de fútbol o viviendas. Lo bueno de esa especialización es que Berlín que los edificios son de una gran calidad y cuidan hasta el último detalle como poner pintura antiorines para perro y lo negativo la maquinaria burocrática.

El valenciano Manuel Navarro empezó a trabajar en China en 2009 y en pocos años abrió despacho (Latitude Estudio) allí. Está trabajando en proyectos de arquitectura y diseño de interiores. Navarro explica que en las grandes urbes como Pekín o Sanghai la competencia es feroz y ellos trabajan en ciudades de segundo orden. Entre sus proyectos está un complejo de investigació en Hebei.