La alcaldesa de Valencia y candidata del PP, Rita Barberá, bajó de su coche de campaña y antes de enfilar la escalinata para visitar el Mercat Central, leyó un informe de los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Valencia en el que aseguró que la apertura de diligencias por parte de la Fiscalía «no quiere decir que tenga relevancia penal alguna, es una cuestión meramente de procedimiento».

Barberá fue directa a los medios, sin tiempo para saludar a sus fieles ni tampoco para escuchar los reproches que le lanzaban algunos ciudadanos. En su comunicado leído la alcaldesa defendió que el trámite «es un acto debido» y un «mero escrito de denuncia» y pronosticó que la Fiscalía «suele archivar ante la falta de un fundamento mínimo que permita mantenerlas en sede judicial».

Barberá leyó además que si ha existido vulneración de las normas imperativas «ha sido por parte de Compromís, que pese a haber tenido acceso por parte del Ayuntamiento, con toda comodidad y facilidad, a todas las facturas, ha incurrido en la vulneración del derecho fundamental a la protección de los datos de carácter personal, de lo que ya está conociendo la Agencia Española de Protección de Datos».

Liberada del escrito, Barberá fue más clara y concisa en su acusación contra Compromís, que extendió también a Esquerra Unida. «Estamos ante una enorme manipulación de última hora», lamentó. «Es la desesperación de la campaña manipuladora de la izquierda, que se está pretendiendo engañar con el significado de esa admisión», explicó. La candidata a la reelección ha afirmado que esa «manipulación da vergüenza absoluta» y dijo que Compromís y Esquerra Unida «están haciendo auténticas barbaridades de intentos judiciales de judicializar la política». Y apostilló que es así «porque uno se queda fuera y el otro quiere llevarse el escaño».

En cuanto a su visita al Mercat Central, se podría concluir que Rita Barberá fue, una vez más, cuestionada en la calle, pero la reina dentro del mercado. Fuera y durante su intervención ante los medios, le lanzaron reproches de todo tipo. Los más repetidos «corrupta» y «sinvergüenza». Pero una vez entró al recinto, todo fue a pedir de boca para sus intereses. La mayoría de las paradas la saludaron, la agasajaron, le lanzaron piropos y aceptaron las papeletas del Partido Popular. Una mujer le pidió por favor que solucione ya el problema del aparcamiento para los vendedores.