La Consellería de Sanidad evaluará la situación real de todos los pabellones del hospital la Fe Campanar antes de decidir su futuro. La consellera Carmen Montón adelantó ayer que ese informe lo elaborarán los propios técnicos del área. Anuncio que realizó tras visitar ayer las instalaciones de un complejo condenado tras el traslado a Malilla. Lo hizo acompañada por la Comisión Cívica por un Hospital Digno en Campanar y por las asociaciones de vecinos de Benicalap, Marxalenes, Zaidia-Exposición, Torrefiel, Campanar y Ciutat Fallera.

Montón incidió en varias ocasiones en la necesidad de «ver la viabilidad y el coste económico» de las medidas a tomar, pero siempre desde el consenso «con los profesionales y los usuarios». De los numerosos estudios realizados en los últimos años por el anterior ejecutivo autonómico, se limitó a responder: «hablamos de hacer informes en condiciones». Montón dio un paso más al advertir que cualquier uso sanitario que se le vaya a dar al recinto hospitalario, «pasará por hacer un plan de sanidad y abordar las cosas con más seriedad». «De momento, la demolición está parada y hay mucho por hacer», comentó.

«Otra forma de hacer política»

La consellera quiso dejar claro que esta «visita al terreno con los vecinos» inaugura «otra forma de hacer las cosas y de hacer política». Quiso también hacer hincapié en que además de resolver las necesidades sanitarias de los pacientes afectados, desde su departamento se persigue «revertir la situación de empobrecimiento de la zona». En cuanto a si se van a cumplir los plazos fijados para el traslado de material hacia la nueva Fe y a si se mantienen los refuerzos establecidos para vacaciones, recordaba que solo lleva «dos días» en la consellería pero que respetará y seguirá adelante «con todo lo que beneficie a la ciudadanía y favorezca el sistema público». La posibilidad de revertir las concesiones sanitarias es otro tema sobre la mesa. «Lo que sea razonable se mantendrá», vino a reiterar.

Matías Alonso, portavoz de la Comisión Cívica por un Hospital Digno en Campanar, no ocultaba ayer su satisfacción por la decisión de la Generalitat Valencian de paralizar la demolición de las antiguas instalaciones de la Fe. «Es la primera promesa cumplida de Ximo Puig», apuntaba Alonso, quien advertía que esta era «la primera reunión en cuatro años y medio» de lucha y 43 manifestaciones. «Ha partido de la propia consellería», relataba, para elogiar «el cambio de actitud y talante». Alonso abogó por el uso de «la lejía y la decencia» para limpiar las formas del pasado. «Tenemos que pasar por delante de tres hospitales para ir a la otra punta de la ciudad», refiriéndose a la Fe de Malilla, que es el centro que les corresponde. «Si este hospital está tan mal, por qué lleva cuatro años con gente dentro trabajando y atendiendo a pacientes», inquiría Alonso. Con la paralización del derribo de la vieja Fe, también se dejan en suspenso las manifestaciones vecinales, que se retomarían el 17 de septiembre de no ver una salida al conflicto tras este «primer voto de confianza» al nuevo Consell.