Es hora de anunciar la fiesta. Y si este año vienen solapadas en el calendario, sus pregones también. Y aunque primero llegarán las fallas y después la Semana Santa, fue ésta la primera en anunciarse, dos días antes que la fiesta global. Nada que ver el acto recogidito de la Iglesia de Los Ángeles con la locura de las Torres de Serranos pero, en esencia, nada más, el mismo objetivo: el anuncio.

La catedrática Pilar Roig es un rostro más que conocido en la fiesta del Marítim y fue ella la que se encargó del discurso, en el que tocó todo tipo de palos. Más allá de las circunstancias personales, habituales en todo mantenedor, hizo referencia al arte, al papel de la mujer y a la reivindicación de la importancia de los distritos marítimos en el desarrollo de la ciudad, todo ello bien mezcladito. «Es este lugar en el que estamos el motor de la riqueza del Siglo de Oro valenciano. Cabría reivindicar para este "Marítim" un tratamiento más considerado de la ciudad de Valencia»

«Es una Fiesta que está más allá de las ideas políticas y de los planteamientos profesionales y de las diferencias económicas. Es una fiesta que une y que crea tensión positiva. No es una tradición impuesta. Es una tradición que se desarrolla año tras año desde el convencimiento de los cofrades» dijo. Y no le faltó razón, puesto que todo el arco ideológico, salvo Podemos, que no comulga nada, estuvo presente. Socialistas (Joan Calabuig, Sandra Gómez), de Compromís (Gloria Tello), populares (Félix Crespo, Alfonso Novo, Cristóbal Grau, Lourdes Bernal...) y de Ciudadanos (M. Carmen Peris y José Enrique Aguar). También se dejó ver el secretario autonómico de infraestructuras, Josep Vicent Boira y el subdelegado de gobierno, Juan Carlos Valderrama.

Pilar Roig destacó el papel de la mujer en los órganos de gobierno. Y se refirió a la estatua inaugurada en el último año a la joven Empar Barrón, cofrade del Santo Sepulcro y asesinada hace casi tres años por su ex pareja. Como es un vocablo que se lleva, definió la fiesta como un «Patrimonio Inmaterial por sus virtudes, cualidades y por ser una tradición ancestral que es capaz de emocionar al observador y le hace sacar de dentro de sí mismo toda su potencialidad creativa». Ahora, la fiesta del Marítim aguarda que pase el vendaval fallero para ponerse en valor.