Todos o prácticamente todos los partidos que concurrieron a las últimas elecciones municipales se marcaron como principal objetivo el fomento del empleo desde sus, todo sea dicho, limitadas competencias en esta materia. Lo era, por supuesto, de los tres grupos que conforman la actual coalición de gobierno (Compromís, Partido Socialista y València en Comú). Pero nueve meses después de llegar al poder se han despertado ciertas dudas acerca de la política de empleo que se está aplicando, particularmente después de que la empresa de Singapur ARC anunciara su renuncia a construir un hotel-casino en la Marina Real y los empresarios, la oposición e incluso el Partido Socialista, miembro de la coalición, criticaran duramente la postura del equipo de Gobierno municipal, contraria a un proyecto que preveía la creación de 1.000 puestos de trabajo.

En la actualidad la ciudad de Valencia tiene inscritos en el Servef a 67.000 parados. La cifra ha caído paulatinamente durante el último año, indistintamente de que gobernara el PP o la nueva coalición de izquierdas, pero el descenso se ha ido frenando y los dos primeros meses del año, tradicionalmente malos, han sido negativos. Uno de cada cinco adultos está en el paro.

La pregunta entonces es qué está haciendo el nuevo equipo de Gobierno para mejorar esa situación, cuestión a la que el máximo responsable municipal en esta materia, el socialista Joan Calabuig, ofrece una doble respuesta: «Nos hemos planteado crear servicios más eficientes, cercanos y orientados a resolver las necesidades concretas de las personas. Ofrecemos una atención más personalizada y estamos optimizando los recursos para gestionar mejor y evitar duplicidades», dice.

Será, además, dentro de un «modelo económico sostenible capaz de aprovechar las potencialidades de Valencia. El PP apostó por grandes eventos, efímeros, que no generaron riqueza y solo sirvieron para la proyección de sus dirigentes, y nosotros queremos proyectar la imagen de una ciudad atractiva para recibir inversiones, de una administración flexible y proactiva que acompañe el proceso y convierta Valencia en una ciudad con capacidad de competir en el mundo», añadió Calabuig.

Concretamente, el ayuntamiento ha creado el Servicio de Promoción Económica de la Ciudad, uno de cuyos objetivos es la internacionalización de Valencia y la atracción de inversiones dinamizadoras de la economía y generadoras de empleo. «Aquí se recogen las propuestas y se agilizan los trámites para que los proyectos sean factibles», explicaron fuentes municipales, que aseguran que Valencia tiene un gran atractivo internacional.

De hecho, en la Delegación de Economía atienden constantemente proyectos de inversión, algunos muy importantes y casi todos ellos del sector turístico y del ocio. Uno de esos proyectos es una residencia de la Asociación de Futbolistas de España (AFE) para profesionales sin equipo. Sería un complejo deportivo, con campo de fútbol y todos los servicios necesarios para la alta competición.

Asimismo, hay al menos tres empresas (holandesas y del otro lado del Telón de Acero) interesadas en montar «atracciones turísticas de altura», es decir, norias gigantes al estilo del «London Eye» con sofisticados complejos turísticos que precisan de una gran inversión. Y a eso hay que añadir también el interés por los centros comerciales y el pequeño comercio, pues existe el convenciemiento de que Valencia puede ser «una gran ciudad de compras».

Oficinas de proximidad

Por otro lado, el Ayuntamiento trabaja en la micropolítica de empleo para «formar a los parados, acercarles a las empresas y estar preparados para atender las demanda de empleo de las compañías antes referidas», dicen las fuentes.

Para ello se han unificado las dos agencias de colocación que trabajaban en el consistorio, se han organizado a los parados por grupos de intervención y se han abierto oficinas de atención por barrios. Ya están operativas las de Castilla, Emilio Baró, Leones, la Plata, Tabacalera y Rojas Clemente. Y próximamente se abrirán las de Hermanos Maristas y Petxina, donde se va a poner la «casa del autónomo» y un «vivero de emprendedores» respectivamente.

En paralelo, se ha creado también un cuerpo de profesionales para hacer trabajo de prospección de empresas, de tal manera que se pongan en común las necesidades de empleo en los barrios con los censos de parados.

Finalmente, se ha contactado con las empresas que tienen más relación con el ayuntamiento y una fuerte rotación de personal „Eulen, Securitas etc.„ para ofrecer cursos de formación específicos para éstas.

«Tenemos que atraer empresas y estar preparados para atenderlas laboralmente», dijeron las fuentes, que aseguran trabajar conjuntamente con las organizaciones empresariales y de autónomos, a las que se les ha ofrecido sede propia en las oficinas de los barrios.