En la puerta del Cementerio General, unos puestos de venta ambulante con un mezcladillo de gorras, opúsculos de la Constitución Republicana, banderas de la Unión Soviética y camisetas del Che Guevara. Dentro, un grupo del Fòrum per la Memòria del País Valencià organizó su ya habitual homenaje a las víctimas del franquismo. Pasacalle, muixeranga, discurso y depósito en el suelo del Sector 7 Derecha, el de la fosa común, de varias docenas de claveles (casi todos rojos, más algún grupo de tres tricolores), cada uno de ellos con el nombre de una víctima. Dolores Caro Harto (muerta con dos años de infección en la cárcel), Josefa Vázquez Hortelano, José Nácher Planells, Doroteo Polo Martínez, etcétera.

A mediodía, para darle carta de naturaleza al acto, aparecieron las concejales Pilar Soriano y Gloria Tello con una corona (rosas rojas, paniculata y cinta tricolor) para sumar el nombre del ayuntamiento a este homenaje, de tal forma que estas víctimas ya cuentan con dos reconocimientos oficiales, el de ayer „organizado en plena semana conmemorativa de la proclamación de la II República„ como la celebrada con motivo del día de Todos los Santos. Pilar Soriano y Gloria Tello mostraban de esta forma su adhesión a un acto que «hasta ahora no había contado más que con trabas por parte del ayuntamiento. Se podía realizar porque a nadie se le puede negar el derecho de entrar al cementerio y hacer una ofrenda, pero nunca se vio con buenos ojos».

Con la llegada del nuevo equipo municipal se borró el mensaje del monolito que rotuló el anterior equipo municipal, un ambigüo «en memoria de todos los que dieron la vida por la España que creían mejor» que la izquierda nunca ha considerado como propio. Esto provocaba que, cada vez que acudían a realizar el homenaje, la piedra se tapaba con una lona negra. Ayer, el pilar, destapado, tan sólo tenía arriba tres flores roja, amarilla y morada.