­­Los apartamentos turísticos y pequeños establecimientos hoteleros se perfilan como una de las actividades económicas preferentes en el barrio del Cabanyal-Canyamelar, donde empiezan a verse inversores del sector que llegan atraídos por la singularidad de este barrio marinero.

Los planes de rehabilitación de viviendas anunciados por el Ayuntamiento de Valencia parecen haber atraído a los inversores tanto extranjeros como valencianos. Así lo explica el gerente de la Sociedad Plan Cabanyal, Vicente Gallart, quien descarta la posibilidad de un proceso de gentrificación o aburguesamiento del barrio donde la población de toda la vida acabe desplazada por la especulación urbanística y la subida de los precios de la vivienda. «Los inversores con los que estamos hablando llegan atraídos por la singularidad del barrio, por su arquitectura, su ubicación junto al mar que saben que el futuro de su negocio depende de que sean sostenibles y respetuosos con el entorno».

Singularidad e historia

El Cabanyal-Canyamelar destaca por su trama de calles paralela al mar, de viviendas modernistas de baja altura y con un edificios cargados de historia como la Casa dels Bous o la Lonja del Pescado. «Es precisamente esa singularidad la que buscan los inversores», afirma Gallart, quien mantuvo hace unos días una reunión con unos inversores norteamericanos del sector de los apartamentos turísticos que operan en localidades de la costa catalana como Sitges y que ahora buscan diversificar con nuevos enclaves. «Creen que el Cabanyal tiene muchas posibilidades», afirma Gallart, quien subraya la voluntad de generar un turismo sostenible, evitando el descontrol que existe en otras ciudades como Barcelona.

Gallart destacó asimismo la voluntad del ayuntamiento de agilizar las licencias en el barrio. En el mes de agosto se han informado casi medio centenar. Los empresarios, sin embargo, se quejan de que los trámites aún son demasiado lentos.

Tal como informó este diario, esta previsto que este mes abra sus puertas el primer negocio hotelero, cien por cien privado, del barrio impulsado por los empresarios Emiliano García y Olga Juhasz en la calle Barraca. Ambos están convencido del potencial de esta barrio marinero que tras años de abandono y degradación por el conflictivo plan de la prolongación de Blasco Ibáñez intenta renacer.

Emiliano García y Olga Juhasz han rehabilitado un edificio histórico ruinoso y lo han convertido en siete apartamentos turísticos que ofrecen como nota distintiva un variado programa de inmersión cultural.

En la misma calle Barraca se está rehabilitando otra vivienda de estética modernista que se destinará en parte a uso residencial y en parte a alquiler.

Además, en la calle Progreso, números 159-161, a pocos metros la zona cero de la derogada prolongación de Blasco Ibáñez, se está tramitando un nuevo proyecto de rehabilitación para reconvertir un antiguo espacio de uso social y un edificio anexo „ambos recayentes también a la calle José Benlliure„ en un nuevo establecimiento hotelero, en concreto, un hostal con restaurante.