Las Fallas son como un sistema solar con el monumento haciendo de astro rey y el resto de elementos orbitando a su alrededor. Esta metáfora fue la defendida en la candidatura a Patrimonio de la Humanidad. Y entre los elementos más destacados figuraba, como era de esperar, la música. Ni que decir tiene que es una de las facetas que formarán parte del Museo Fallero cuando éste rompa el corsé que le convierte, de momento, en una simple recopilación de ninots indultados, retratos de falleras mayores y poco más.

La música también pide su sitio y el presidente de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana, Pedro Rodríguez, no sólo lo piensa, sino que también lo imagina: «Claro que imagino una sección dedicada a la música, pero también imagino un museo en el que el visitante estuviera acompañado constantemente de la música de banda. Porque si acudes a Fallas, vas a estar acompañado de ese mismo sonido».

La experiencia le lleva a pensar en una muestra de la implicación de la música en la fiesta, pero no dejando caer cuatro elementos. «Hace tres años se hizo una exposición con motivo del 45 aniversario de la Federación y nos encontramos con un concepto totalmente nuevo. No se trataba sólo de poner unos instrumentos, unos uniformes, unas partituras... nos había faltado, a la hora de pensar en nuestro patrimonio, en ese toque profesional que dan los que saben de etnología. Nos sorprendió a todos. Y eso es algo que también pasa en las Fallas. Formar parte del Museo Fallero es, sin duda alguna, necesario, pero siempre y cuando esté coordinado por profesionales. Que sepan captar esos elementos, tanto tangibles como intangibles, que supone la relación entre estos dos mundos».

El libro de recomendaciones

Pedro Rodríguez cree que la relación entre Bandas de Música y Fallas debe mejorar. «Todos los falleros quieren estar acompañados de música de banda, pero falta ponerlo en valor. En demasiadas ocasiones se busca la ley del mínimo gasto y el número de músicos no es el que debería aplicarse para cubrir unos mínimos melódicos». Dicho de otra forma, para poder captar los matices de cada composición. Dicho de otra forma, captar las motivaciones de otros lugares. «En Alcoi, por ejemplo, cuanta más música te acompaña, mejor. Y allí también tienen gastos en otras facetas festivas». Uno de los objetivos, apuntado ya hace meses, que tiene la Federación es la creación de una especie de manual de buenas prácticas sobre lo que de puede o debe contratar para ser considerado de verdad como mínimos imprescindibles. La Federación también tendrá su propio espacio museístico dentro de la nueva sede, la Alquería de Julià, que será en un futuro inmediato la sede del colectivo, además de «Casa de la Música». «Pero la presencia en un Museo Fallero resulta, naturalmente, necesaria. Nuestra vinculación con las Fallas a lo largo de la historia es enorme».