El proceso de «pacificación» iniciado por el equipo de gobierno en Expojove tiene un agujero «bélico» en el stand que bajo la denominación «Juego de las galaxias» y previo pago de tres euros, ofrece a los niños la posibilidad de vestir trajes de combate y utilizar «armas de guerra». Se trata, como no podía ser de otra manera, de juegos con armas láser y sensores en los chalecos, absolutamente inofensivos, pero chocan con la idea general de la feria de no promover las armas ni tan siquiera de los cuerpos policiales.

En esta caseta, además, no aparece ninguna empresa responsable de la misma, por lo que hay quien deduce que es responsabilidad directa de la Concejalía de Cultura. Y ocurre también que, además de recrear enfrentamientos bélicos entre los menores, se cobren tres euros por la entrada, cuando esta feria, a excepción de los carruseles de feria, siempre ha sido gratis una vez dentro del recinto.

Precisamente ayer el visitante ilustre de Expojove fue el alcalde de Valencia, Joan Ribó, que durante dos horas participó del túnel del tiempo y atravesó las distintas actividades que conforman el pasaporte histórico y que rememoran las etapas más importantes del pasado valenciano.

Junto al concejal de Cultura Festiva Pere Fuset, Ribó prestó especial atención a algunos stands en los que los niños se divierten mientras adquieren nuevos conocimientos, como las zonas dedicadas a la seguridad vial; la recreación de un mercado en el que aprenden todo aquello en torno a la alimentación saludable; y un área para la sostenibilidad energética, donde los visitantes toman conciencia de qué usos cotidianos consumen más energía.

Otro de los puntos calientes de la visita fue el paso por la zona de Junta Central Fallera, en la que pequeños artesanos construyen una falla menuda que arderá el día 4 de enero.

Durante su visita el alcalde de Valencia expresó su satisfacción con ExpoJove, considerándola «una experiencia muy recomendable para niños y padres».