La fiesta de Sant Antoni llenó de un ambiente inusual la calle Sagunt, siguiendo el rito que se cumple cada año. Por unas horas, el asfalto fue ocupado por los animales, los de compañía y los de labor, en un espectacular desfile para recibir la bendición y lucir tanto sus mejores galas como sus capacidades, recordando que, tanto en la ciudad de Valencia como en las poblaciones cercanas, pervive un cultura huertana muy arraigada y fiel a su identidad. La hermandad antoniana, de esta manera, completaba la priemra gran fiesta del año.