«San Vicente Mártir nos anima a que acojamos a todos, y en especial a los pobres que están sin techo estos días». El arzobispo Antonio Cañizares no dudó en incluir la actualidad en el sermón que pronunció el día del patrón de Valencia, ayer 22 de enero.

En sus palabras en la misa que tuvo lugar en la Catedral, el purpurado aseguro que el mártir «está en nuestras raíces, en nuestros cimientos», y habló de la necesidad de reconstruir tanto Valencia como la actual sociedad. «Solo en Cristo podremos edificar una Valencia nueva hecha de hombres y mujeres capaces de vivir como hermanos, de acoger y servir a todos y tener amor y predilección por los últimos».

Pidió la intersección de San Vicente mártir «para que nos ayude y proteja nuestra ciudad, nuestras familias y a todos en esta hora crucial que estamos atravesando». Para ello, matizó: «Cristo es verdaderamente lo que necesita Valencia» y para anteponerse a las críticas, añadió: «esto no es fundamentalismo, ni exclusión de nadie; al contrario, no es ninguna ideología, es la realidad».

En este sentido, ante los fieles que se acercaron a la Catedral, el cardenal también pidió una Valencia «del perdón y la reconciliación, no de ideologías ni separaciones, todo lo contrario, y menos exclusiones».

Tras la misa, antes de las 12 horas, la procesión con la imagen de madera plateada de San Vicente Mártir recorrió algunas de las calles del centro de la ciudad. Se trata de una obra del siglo XVIII, del escultor valenciano José Esteve Bonet. Decenas de fieles esperaban en la calle para ver la imagen, otros desde balcones lanzaban pétalos y hojas y algunos procesionaban tras la representación del santo que, a pesar de ser torturado en el año 304, nunca abandonó su fe, según la tradición cristiana.

La Catedral de Valencia es el lugar en el que yace el brazo del santo desde hace 46 años. En ese lugar, ayer se agolpaban curiosos como es habitual, y también a esta catedral es donde se dirigió la familia de Martín Vicente Cogollos, el bebé bautizado en la parroquia de San Esteban, para realizar la ofrenda tras su bendición.

Pero no solo el centro de Valencia concentró los actos festivos. Otros puntos de la ciudad también recordaron la figura del santo, patrón de la ciudad, de la diócesis de Valencia y del gremio de modistas y sastres.

La parroquia de Cristo Rey de Valencia, primitiva basílica sepulcral del santo, conocida como «La Roqueta», celebró la bendición y el reparto de panes, además de una dançà, una ofrenda y un pasacalle. Además, en esta iglesia se ofreció por la noche una misa en rito hispano-mozárabe.

En la parroquia de San Vicente, a mediodía también tuvieron misa, ofrenda y mascletà; y la iglesia de San Esteban acogió el bautizo que conmemora el de Sant Vicent Ferrer, también celebrado un 22 de enero, fecha fijada históricamente como la muerte de San Vicente mártir en Valencia. En las calles, eran muchos los que reivindicaban la figura -conocida internacionalmente- de este mártir del cristianismo, en una jornada en la que, tras el temporal, el cielo «aguantó» la lluvia y el frío no fue extremo.