La avenida de Pérez Galdós que hoy en día es un eje fundamental que circula por dentro de Valencia, un día fue un camino de hierro que discurría entre campos de huerta y llegaba al puerto. Entonces se pretendía aligerar el paso de carros de mercancías que salían y entraban de la ciudad, para evitar que se congestionase el centro. Hoy muchos vecinos que viven en la avenida que desde hace décadas está vaciada en forma de túnel piden que sean los coches los que reduzcan sus presencia a la puerta de sus edificios.

El túnel fue construido en los años 70 para solventar una intersección concurrida, en la que acababa la antigua carretera de Madrid. El crecimiento de la población de la ciudad y de la cantidad de coches sobre el asfalto han supuesto que sea una de las zonas más concurridas de la urbe.

Los vecinos que piden la supresión del túnel critican que no pueden soportar los efectos del paso de más de 50.000 vehículos diarios, que se traduce en polución, y una contaminación acústica y de velocidad excesivas. En respuesta a estas peticiones, el Ayuntamiento de Valencia se reunió con ellos esta semana para comunicarles su intención de invertir 7 millones de euros para cubrir los espacios abiertos del mismo, así como ampliar aceras y aumentar la jardinería.

Ronda ideada en el siglo XIX

El ingeniero de Caminos y profesor de la Universitat Politècnica, Joan Olmos, explica que esta avenida forma parte de la Ronda de Tránsitos, ideada a finales del siglo XIX. Así, no se puede entender Pérez Galdós sin el resto de vías que forman parte de este recorrido que pervive tras el paso del tiempo conformado también por Primado Reig, Cardenal Benlloch, Eduard Boscà, Peris i Valero, Giorgeta o Peset Aleixandre. «Se creó porque aquellos carros de mercancías que entraban a la ciudad tenían que pagar una tasa, y así se evitaba que lo hicieran aquellos que no venían con ese propósito y que por ejemplo viajaba de Sagunt a Alzira». Así, este «primer bypass» como lo califica Olmos, tenía una motivación económica.

Destaca el arquitecto y profesor Manuel San Juan, de Estudio San Juan Arquitectos, que fue Francesc Mora i Berenguer -afamado profesional de la época con un gran legado en la ciudad- quien ideó esta propuesta de ronda, que entonces «discurría entre la huerta».

«Esta senda estaba hecha de planchas de hierro porque los carros de caballos erosionaban los adoquines», detalla el experto. Unas láminas de hierro que comenta por su parte Olmos que en muchos tramos siguen bajo el asfaltado: «no hace mucho en unas obras en Peris y Valero aparecieron, pero costaba mucho quitarlas. Si rascas están bajo el asfalto».

Autopista urbana

El crecimiento urbanístico ha hecho, sentencia San Juan que «nos hayamos comido la ronda». Señala Joan Olmos, que «todavía en los años 40 solo la mitad de la ciudad estaba urbanizada. El gran crecimiento urbanístico llegó a partir de los años 50 y es cuando llega la invasión motorizada».

Este abrazo de la ciudad a la ronda de Tránsitos se puede visualizar imaginando que la ciudad en un futuro se extendiera por su huerta, y dejara la actual Ronda Nord como una gran superavenida más. Es lo que le ha pasado al antiguo camino de Tránsitos, que ha cambiado su función de ronda por la de avenida o más bien autopista urbana, dada la gran cantidad de vehículos y las altas velocidades detectadas por los vecinos, de hasta 84 kilómetros por hora dentro y fuera del túnel. A eso ayuda, explica Manuel San Juan, «el largo trazado del túnel, con pendientes de entrada y salida tan largas que facilita que los coches cojan velocidad».

El túnel, creado en los años 70, señala este arquitecto, «se hizo porque ese punto era la salida hacia Madrid, y en ese cruce con la Avenida del Cid fue la forma de resolverlo, con un paso inferior».

Cuenta Joan Olmos, que fueron muchos lo que «con la creación del by-pass a finales de los 80 pensaban que se iba a reducir la cantidad de vehículos por la ronda de Tránsitos y que sería el momento de convertirla en calles residenciales y no se hizo nada».

Efectivamente, aquella circunvalación absorbió una gran parte del tránsito rodado, en aquellos tiempos en los que Valencia había sido el llamado «semáforo de Europa», debido a que todos aquellos que pasaban por la capital del Túria se veían atrapados en un embudo. Quienes debían pasar por Valencia debían hacerlo cruzando la ciudad. «Sí se notó que se redujo el paso de vehículos, pero poco a poco volvió a convertirse en vía de mucho tráfico debido a que no se le pusieron obstáculos».

«Este túnel crea una oferta muy buena que es poder cruzar con facilidad la ciudad. Si quitamos esa posibilidad la gente irá por otros sitios». Son palabras de Alejandro López, ingeniero y miembro de la plataforma vecinal Fuera Túnel que lucha por la eliminación total de esta paso subterráneo.

Fomento del transporte público

Para lograr que el tránsito se distribuyera, explica, la decisión debería ir acompañada de «medidas para fomentar el transporte público, el uso del carril bici...sería también una cuestión de cambio de costumbres». Y añade que «han de ir juntos el fomento del transporte público y medidas que disuadan de trasladarse en vehículo privado. Han de ir juntas, pues promocionar el uso del transporte público no sirve por sí solo».

¿Y ese tráfico restante por dónde debería ir? Apuntan al Bulevar Sur, que señalan hoy en día soporta menos tráfico que Pérez Galdós.

Es decir, que el tránsito debería moverse de ese viejo anillo exterior, que hoy es interior, hacia el que podría considerarse el siguiente, el que conforman la Ronda Nord y el Bulevar Sur.

Sin embargo, el concejal de Desarrollo Urbano, Vicent Sarrià, les trasladó en la última reunión que consideran imposible eliminar el túnel en la actualidad, y apuntó: «por mucho que reduzcamos el tráfico en las rondas interiores y las desplacemos a la periferia, tardaremos aún años en suprimir un paso como este».

A lo que se ha comprometido el ayuntamiento es a estudiar el tapar las zonas al aire libre del túnel, suprimir dos carriles, ampliar aceras y el ajardinamiento. Los vecinos por el momento han pedido que se instalen radares, se mejore la señalización y se repongan la estación de medición de calidad del aire.

Parece que por muchos años, Pérez Galdós continuará siendo atravesada en sus entrañas por coches.