Más de 1.600 personas asistieron ayer por la noche al estreno de Las Noches de l´Oceanogràfic, una propuesta escénica que se desarrollará en el delfinario del centro desde ayer y hasta el 31 de agosto. En el espectáculo se recupera la exhibición de natación sincronizada, se potencian los elementos de danza, música y, finalmente, participan los delfines, todo ello englobado en una narración claramente espectacular pero también con un guiño conservacionista. Una apuesta acorde con la política de la nueva gestora, Avanqua, que ha incorporado desde hace dos años la Fundación el Oceanogràfic desde la que se promueve la investigación, conservación y difusión del mundo marino.

Los asistentes a la premiere pudieron, al igual que cualquier noche, entrar al acuario a partir de las ocho de la tarde y pasear or las distintas áreas. El pleno de las gradas se fue confirmando, de esta forma, paulatinamente hasta que a las diez y media de la noche comenzó la representación, que tuvo una duración de poco más de media hora y en la que participan unas 50 personas entre el equipo técnico, artístico y cuidadores de los delfines.

La obra comenzó con la intervención estelar de la doble medallista olímpica, Thaïs Henríquez, que cuenta con una gran audiencia en las redes sociales y seguidoras por toda España. Thais por fin desveló la melodía que había escogido para su actuación, la famosa Chandelier de la cantante inglesa Sia, sobre la que ejecutó espectaculares movimientos.

Posteriormente las nadadoras del Club Atlantis Sincro Burjassot, coordinadas por Sara Herrero, entraron en escena. Su papel representa a las medusas, los animales más antiguos del planeta, que constituyen el testimonio de cómo está evolucionando la salud de los océanos, ante la acción de los humanos, que simbolizan los miembros del grupo valenciano de danza Let´s grow.

Brillante puesta en escena

En una brillante y trepidante puesta en escena del conocido director artístico, David Diaz, se desarrolla el encuentro y desencuentro de medusas-mares y humanos que, no obstante, tiene un final feliz y esperanzador que rubrica la participación de diez delfines que, felices, juegan e interactúan con sus cuidadores, con los que componen figuras caleidoscópicas y que protagonizan un apoteósico final, junto a las medusas y los bailarines. Las Noches introducen varios elementos de sorpresa y los miembros que participan en ella concluyen despidiendo a todos los espectadores, en lo que supone una feliz alegoría de unión y concordia.