Los estudios y las campañas son herramientas de teoría, pero los artistas falleros quieren práctica. Y por eso, aprovechando que las autoridades se acercaban a la Ciudad del Artista Fallero para presentar dos iniciativas, les plantearon el problema esencial que tienen: la enorme crisis económica del sector.

Agradecen las ideas que sirven para poner en el mapa la profesión, pero apremian porque el tiempo se agota. Ayer volvieron a hacerlo saber. Lo habían hecho días atrás cuando les visitó el edil Fernando Giner e hicieron saber, por ejemplo, la necesidad de que la profesión disponga de un gerente que canalice la posibilidad de ofrecer alternativas laborales.

Pero ayer, además, reclamaron ayuda para lo que ya no tiene remedio. Por ejemplo, se presentó la campaña «Per unes Falles Sostenibles», en la que participan Ayuntamiento, Diputación y Generalitat. Incluye la realización definitiva del estudio de impacto ambiental sobre la elaboración de los monumentos falleros.

Por ejemplo, en la cremà. Calcular el volumen de emisiones tóxicas que generan las fallas con nuevos materiales, pero también con los tradicionales. Y, a la vez, analizar los efectos compensatorios: lo que la ciudad no se ve contaminada por la reducción del tráfico rodado. Incluso el concejal Pere Fuset advirtió que «los estudios son herramientas. Entendamos que no se hace para erradicar el corcho blanco. Ni mucho menos. Lo que queremos es, sobre todo, acabar con los mitos».

Ahí intervino el portavoz del Gremio para reclamar, que así se le confirmó, que también se estudiará el proceso de elaboración de las fallas. «Vamos a hablar claro: en su momento trabajamos con amianto y después se dijo que era tóxico y cancerígeno. Y hemos tenido casos de cáncer en gente demasiado joven. Nos hace falta saber qué efectos tiene el material con el que estamos trabajando».

Recabar información y procesarla para hacer un plan estratégico con el que conseguir que las Fallas sean lo más sostenibles posible es el objetivo del proyecto «Por unas fallas sostenibles». Lo han impulsado conjuntamente y con un presupuesto de 250.000 euros, el Ayuntamiento, la Consellería de Medio ambiente y la Diputación de València para fomentar la triple vertiente de la sostenibilidad (la económica, el ambiental y la social) de la fiesta.

El impacto ambiental se unirá, de este modo, al estudio sociológico (que incluye la encuesta fallera) y el de impacto económico.Estos documentos se completarán con un estudio sobre el impacto económico de las fallas, con el cual se podrá cuantificar el retorno de cada euro invertido.