"Hace falta un San Vicente para mediar entre los valencianos"

A la misma hora que cristos y vírgenes salían en procesión semanasantera en el Distrito Marítimo, y con bastantes problemas para llegar por mor del Medio Maratón, en el centro de la ciudad quedaba inaugurada la festividad que viene inmediatamente después. Un discurso en la Iglesia de los Santos Juanes, organizada por el Altar del Mercat, supone el pregón de San Vicente Ferrer. Tanto es así que si el domingo 1 se celebra el Desfile de Resurrección, el martes 3 ya están los niños de los altares poniendo en escena los «miracles» en el concurso.

El pregonero de este año centró buena parte del discurso en la simbiosis entre las dos grandes advocaciones de la ciudad: San Vicente Ferrer y la Virgen de los Desamparados. Este último, a la fuerza, puesto que Juan Arturo Devís ha sido, en las últimas décadas, el presidente de los Seguidores, cargo que acaba de dejar en manos de José Luis Albiach. Y si bien es cierto que Vicente Ferrer nunca conoció a la Mare de Déu, por lo menos la intuyó y sí que conoció, porque fue contemporáneo, a quien sería su impulsor: el padre Jofré. Tanto, que Devís recordó un relato según el cual Fray Juan Gilabert Jofré le informó de que cierto día tenía que pronunciar la homilía en la Catedral y Vicente Ferrer le anunció que «quizá mañana ocurra alguna cosa muy importante para el futuro de nuestra ciudad y sus hijos. Alguna cosa trascendente de la que seréis protagonista e impulsor». Relato según el cual Jofré se quedaría intrigado. Y a la mañana siguiente se produciría el conocido incidente de apedreamiento de un loco, por el que intercedería y le llevaría a pronunciar, en el púlpito, el célebre sermón reclamando un lugar donde acoger a este tipo de discapacitados. El germen de lo que sería la cofradía y la advocación a la «mare dels Folls» y después Desamparados. Todo ello en el año 1409 protagonizado por dos personas que nacieron «en el año 1350».

Devís suspiró por un Compromiso de Caspe actualizado. «Que San Vicente Ferrer está vigente, vivo, cada día en la memoria de los valencianos es evidente. En la actualidad nos haría mucha falta un San Vicente Ferrer que pudiera mediar entre los graves conflictos que amenazan la unión de nuestra patria y que, como entonces, iluminara a los políticos actuales». Y también recordó la efeméride que se divisa ya en 2019: el 600 aniversario de la muerte del «Pare Vicent». «Quisiera que toda València se volcara con las celebraciones. Todas las fiestas de la ciudad, todas las asociaciones y hermandades, incluyendo a los Seguidores de la Virgen, apoyarán todas las celebraciones. Seguro estoy que a San Vicente le gustaría ver a todos los valencianos unidos».