La concejalía de Horta y Pobles de València ha firmado un convenio con la Unió de Llauradors i Ramaders para dinamizar la actividad ganadera en el término municipal de València, donde actualmente sólo quedan dos rebaños de ovejas, con la singularidad que se tratan de rebaños de una especie autóctona: la oveja Guirra.

Uno de estos rebaños pertenece en la Universitat Politècnica de València, y los animales son ejemplares que se utilizan únicamente para el estudio y el mantenimiento de la raza. El otro rebaño, de unas 600 cabezas, pertenece a un ganadero de Massarrojos. La carne de estos animales es muy apreciada en las carnicerías locales.

La concejala delegada de la huerta, Consol Castillo, explicó ayer que la realidad es que sólo queda un rebaño en activo al término municipal de València «puesto que en los últimos diez años han desaparecido en València tres rebaños de ovejas y cabras, y todo hace pensar que han sido expulsados por la elevada presión urbanística de sus alrededores».

«Hemos decidido poner en marcha este plan que trata de dar cumplimiento a lo que dice el reglamento de la producción ecológica, en el que se expresa claramente que no puede haber rebaño criado sin tierra y que tampoco tendría que haber cultivos sin rebaño, puesto que cierran el ciclo de materia orgánica y son unos sistemas muy eficientes energéticamente hablando», aseguró. Por una parte la ganadería puede aprovechar los restos de determinadas cosechas y así evitar destrucciones de las mismas de forma perjudicial al medio ambiente como por ejemplo la crema de estos restos. Y por otra parte, la agricultura puede beneficiarse de los restos orgánicos en forma de estiércoles provenientes del rebaño.

La propuesta es introducir rebaño en puntos estratégicos de cara al control de la demasiada forestal y arbustiva, como en el barranco de Benimàmet y Carraixet, el nuevo cauce del río Túria y determinadas urbanizaciones.