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Restauración y protección

La suerte del convento de Santo Domingo de tener un uso militar

Otros conventos de la ciudad desaparecieron en su totalidad o de una forma parcial

La suerte del convento de Santo Domingo de tener un uso militar

«Debe señalarse los esfuerzos realizados para su conservación y la gran suerte que corrió tras la desamortización, pues es el hecho de que le otorgaran un uso militar el que ha hecho que llegue hasta nuestros días, a diferencia de la suerte que corrieron otros conventos de la ciudad, hoy desaparecidos en su totalidad o parcialmente», dice el historiador de Arte Pablo Olcina, quien ha estudiado a fondo desde el punto de vista histórico y arquitectónico el antiguo Convento de Santo Domingo, sede de la antigua Capitanía General de València y hoy sede del Cuartel General de la Fuerza de Maniobra.

Por su parte, J. Díez Arnal, historiador de nuestro patrimonio arquitectónico, señala que es «necesario hacer hincapié en la enorme suerte que ha tenido el edificio al ser convertido en su momento en cuartel militar, ya que si bien es cierto que durante mucho tiempo el convento sufrió los inconvenientes de tal circunstancia como fácilmente es de adivinar, sería a partir de ser nombrado el general Urrutia, Capital General de València, cuando percatándose de la gran importancia que el monasterio tuvo en su momento, inició obras de restauración y rehabilitación que otros capitanes generales han continuado con enorme acierto», indica.

En el mismo sentido, y de forma constante y reiterada, se ha manifestado siempre en sus libros, artículos y conferencias el militar y académico Miguel Aparici Navarro, incansable apóstol del convento dominicano, señalando como el artífice de la restauración y puesta en valor al general Urrutia, a quien, por cierto, el Ayuntamiento le acaba de retirar una calle que le tenía dedicada en la zona de la avenida de la Plata de la Plata «en razón de la Ley de Memoria Histórica».

Una lápida de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos allí instalada, junto a un busto suyo, recuerda que «su generosa iniciativa devolvió su primitiva dignidad a este claustro».

Fue en 1950, cuando al ser nombrado capitán general de la III Región Militar, València, Gustavo Urrutia González, advirtió la importancia histórica y monumental del Claustro Grande y del Aula Capitular, inició una obra de restauración.

Urrutia reintegró el sepulcro de los Boïl a su sitio. En 1865, hubo una disputase entre el Museo Arqueológico Nacional y la Comisión de Monumentos de València por dicho sepulcro, único en València, llegándose a la solución de dar la mitad a cada organismo. Urrutia logró que Madrid nos devolviera la mitad que se había llevado, reintegrando ambas partes. En 1952, quedó abierto al público el claustro gótico y la sala capitular después de su restauración.

Monumento y su subsuelo están incluidos en el Área de vigilancia Arqueológica de Ciutat Vella. Su propietario y la gestión del mismo es del Estado, adscrito al Ministerio de Defensa. El Claustro mayor, la Sala Capitular, la Iglesia mayor, el Refectorio, la torre campanario, las capillas de San Vicente y de los Reyes y la muralla medieval gozan de protección total.

Todas las intervenciones en estos elementos están sujetas a estricto control, no admitiéndose que se altere con elementos impropios. En razón a su control arqueológico del subsuelo no está permitida la construcción de parkings subterráneos, pero hay uno colindante al conjunto.

El ayuntamiento, por su parte, ha colocado una enorme marquesina parada de los buses municipales en la misma puerta de Capitanía, de dudosa legalidad, que degrada el paisaje, entorno estético y la contemplación del histórico monumento externamente.

Real Decreto de 1837

El Real Decreto de 29 de julio de 1837 destinó todos los conventos incautados a establecimientos de utilidad pública los edificios de los conventos suprimidos y por Real Orden de 31 de Enero de 1839 «el Ministerio de Hacienda, en representación del Estado, cede al ramo de guerra los edificios del suprimido convento de Santo Domingo, para la instalación en ellos de las oficinas, dependencias y pabellones correspondientes a Capitanía General, Gobierno Militar y Parque de Artillería». El 1 de mayo de 1842 el General Chacón, durante la regencia del duque de la Victoria en la minoría de edad de Isabel II, fue el primero en ocuparlo.

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