La renovación del Pasaje Doctor Serra todavía tiene un capítulo pendiente que ahora se quiere volver a poner sobre la mesa. En concreto, se trata de la mejora urbanística de la zona adyacente a la plaza de toros de València. Este proyecto, diseñado por Peñín Arquitectos en 2009, fue uno de los temas que se trataron en la reunión del pasado martes entre el presidente de la Diputació, Toni Gaspar, y el alcalde de València, Joan Ribó. En este encuentro se trataron las posibilidades de una actuación, el Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), de la plaza de toros de València, que pasaría por derribar el actual espacio del Museo Taurino con el fin de mejorar la visibilidad de la plaza y culminar el proceso de transformación llevado a cabo en la zona con la apertura de la adyacente plaza comercial.

Toni Gaspar explicó que de esta manera se estaría trasladando de los planos a la realidad una reforma que quedó pendiente hace 50 años y que Peñín Arquitectos ya diseñó en 2009: una actuación urbanística «para tirar las paredes altas que impiden ver la plaza de toros» y que exige la colaboración entre las dos instituciones.

Más espacio público

Asimismo, la remodelación urbanística proyectada libera como espacio público la zona del pasaje, dejando de ser un vial cerrado, oscuro y casi intransitable para concentrar todas las edificaciones auxiliares de la plaza de toros en un nuevo y único edificio complementario al coso, en el que se ubicarían el museo, las oficinas, taquillas y dependencias necesarias para los nuevos usos de un recinto abierto a una mayor oferta cultural, lo que incluiría la creación de camerinos, almacenes y la mejora de los accesos.

«El proyecto servirá, sobre todo, para permitir que se pueda ver la plaza de toros en todo su esplendor y que la ciudad recupere una zona que, en un momento determinado, ha estado oculta», subrayó Gaspar.

De esta manera, como puede observarse en la propuesta de reforma presentada, se crearía una nueva construcción al fondo de la parcela, sobre las medianeras de la calle Castelló, que permitiría revalorizar en beneficio de la ciudad, sin edificios por medio, un monumento arquitectónico de primera magnitud, libre de edificaciones y visible por todos sus costados.