El Ayuntamiento de València, a propuesta del grupo Ciudadanos, pedirá al Ministerio de Fomento que se haga cargo de los desperfectos que hay en la rotonda de salida de la V-21, el túnel y la torre mirador, desperfectos cuyo coste asciende a 250.000 euros, según ha tasado el propio ministerio.

Una de las cuestiones a resolver es el estado de las bombas que achican el agua del paso inferior, instalaciones que no funcionan en su totalidad y que obligaron a cerrar el túnel de la calle Clariano durante las últimas lluvias. Fue, de hecho, el único que tuvo que ser cortado al tráfico.

Según explicó el concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, la Comisión de Urbanismo decidió por unanimidad enviar una carta a la Delegación del Gobierno y otra a la Demarcación de Carreteras para que resuelvan todos los problemas que tiene esta gran rotonda, petición a la que el Gobierno se ha negado ya en varias ocasiones y de forma pública.

El concejal asegura que los problemas surgieron desde el primer momento y que el PP nunca los atendió, por lo que agradece que ahora los populares de València hayan apoyado la propuesta.

Al parecer, hay problemas en los jardines, las barandillas, los paneles, las estructuras metálicas, las bombas o el ascensor de la torre mirador, que hace años que no funciona, todo ello «porque no se ha hecho el mantenimiento adecuado».

Si el consistorio se ha hecho cargo de la regulación con semáforos «es porque la carretera está en funcionamiento», dijo Grezzi en respuesta a los argumentos del ministerio, que se escuda en que esta infraestructura, aunque no haya sido recepcionada por el ayuntamiento, ya está regulada por este. Grezzi recordó que Fomento ya tiene un informe de los desperfectos desde marzo.