«Este es un debate que siempre estoy dispuesto a plantear, aunque no lo gane, porque creo en él». El concejal Pere Fuset siguió ayer con su propuesta de introducir a la mujer en los jurados de falla, a sabiendas de que lo más probable es que la asamblea de presidentes lo tumbe la próxima semana.

Durante el pleno de la Junta Central Fallera del pasado lunes ya pudo advertir que lo va a tener muy difícil. «Los presidentes de Seu-Xerea-Mercat van a votar en contra», le advirtió el presidente de esta agrupación, Miguel Guillot. Y las objeciones que puso uno de los miembros más activos del pleno, Ángel Santamaría, ya son un indicativo claro de que, en presencia de la fallera mayor Marina Civera, y la corte de honor, el voto será más que probablemente en contra apelando, como decía Guillot, a que «los falleros son personas, no hombres y mujeres, y todos tienen las mismas opciones».

Ayer, el concejal continuó el discurso remitiéndose a datos, que expuso a través de sus redes sociales. «En las Fallas hay un 60 por ciento de mujeres y 40 por ciento de hombres. Hay que cambiar el actual sistema, que impide que las mujeres lleguen al 25 por ciento de los jurados. Jurados renovados y rejuvenecidos, con liberad de elección y mixtos. Esa es la propuesta de la directiva de la JCF. Y los presidentes y presidentas, como siempre, tienen la decisión en la próxima asamblea».

Pero si se mira simplemente los apoyos que tiene ese discurso digital, se encuentra que, efectivamente, es bastante numerosa, pero el número de falleros habituales en la asamblea, son escasísimos. En el pleno se señaló a la directiva, dejando claro que ellos son corresponsables. Ayer, dos de ellos, curiosamente muy poco «políticos», Josep García Bosch y Daniel Buj, no se escondieron y apoyaron la parrafada.

La propuesta que encabeza Fuset se basa en que, con el actual sistema, la mujer tardará más de diez años en tener una presencia un poco más acorde con el número de falleras del censo. A la vez, se propone, tal como sucede con el jurado de fallera mayor, evitar la «profesionalización» y que los jurados repitan un año tras otro.

A lo largo de la legislatura, el divorcio entre concejal y presidentes ha sido constante y prácticamente ninguna de las propuestas de la mesa ha prosperado. Y en este caso, la sensación en la asamblea es que no hacen falta factores de corrección a favor de la mujer porque la fiesta va bien y es igual para todos, y todas, sin necesidad de cuotas.