Los tripulantes de una barraca valenciana flotante titulada «La Terreta» reman y se dan ánimos tratando de dar alcance a otra embarcación sobre la que tratan de mantenerse a flote, nada más y nada menos, que los «Village People». Mientras tanto, familiares, amigos y muchos curiosos animan desde la orilla, mirando de reojo, por cierto, a la recién estrenada piscina de agua natural de la Marina. La ola de calor anima más a meterse al agua que a estar ahí al sol, pero hay que apechugar y dar respaldo a las cerca de 400 personas que se lanzaron ayer al mar, disfrazados y con embarcaciones fabricadas por ellos mismos, para participar en la primera Regata de Barcos Locos de la Marina de València. El Consorcio Valencia 2007, organizador de la prueba, la calificaba de «éxito» y anunciaba ayer mismo que será reeditada el próximo año.

Al final, los «Village People» cruzaban la meta triunfantes y exultantes, pero no fueron, ni mucho menos, los únicos que regresaron a casa con un galardón. Aquí había premios tanto o más variopintos como la treintena de barcos participantes. Estaba por ejemplo, el trofeo a la tripulación mejor disfrazada, que fue para «arroz con cosas». «La Terreta», ganó el premio al barco más desternillante. «Pádel Time», una pista de pádel sobre botes de plástico, fue «el más innovador» o «El chapuzón», un artefacto sobre dos bidones y tablas de madera, «el más ecológico».

Hasta los que aguantaron menos sobre el agua se llevaron su reconocimiento. De este modo, el «Fartón», que se hundió en el minuto uno, fue «el más efímero». Mientras que el «más cutre» recayó en la «Sandía Hawaiana», con un único tripulante: un novio al que sus amigos lanzaron sorpresivamente al mar en su despedida de soltero. Era también un día para disfrutar en familia y una de ellas fue «la más intrépida», con su barco titulado «El arca de Noé». Todos ellos y los que quieran animarse tienen ahora un año por delante para pensar y confeccionar sus próximos «barcos locos».