Lo mejor y lo peor de vivir en... el Botànic

Recibe su nombre de uno de los oasis más emblemáticos de la ciudad y eso siempre es un excelente punto de partida. Hoy, en nuestra serie sobre lo mejor y lo peor de vivir en los barrios de València, hablamos de el Botànic

Edificios con encanto y mucha luz en la calle Turia de València

Edificios con encanto y mucha luz en la calle Turia de València / Francisco Calabuig

Marina Falcó

Marina Falcó

Las calles que discurren en los aledaños del jardín del Botànic parecen mostrarse amables con este vergel que desde el año 1802 se asienta en su actual ubicación. Ningún edificio le hace sombra, nadie se atreve a perturbar la paz que sus árboles y frondosa vegetación proporcionan a los vecinos de sus afortunados residentes.

Una curisosidad de este popular parque valenciano que quizás no todo el mundo conoce es que el Jardín Botánico de la Universitat de València se fundó en 1567 como un huerto de plantas medicinales utilizadas en los estudios de Medicina. Durante más de 200 años fue cambiando de emplazamiento por distintos puntos de la ciudad hasta encontrar su sitio en el Huerto de Tramoyeres, a las afueras de las murallas de la ciudad.

Hoy este punto de la capital es más centro que arrabal y este es, precisamente, uno de sus mayores encantos. Así nos lo cuenta Miriam, vecina del Botànic, quien nos da las claves para conocer lo mejor y lo peor de vivir en su barrio.

Lo mejor de vivir en el Botànic

  • Una excelente ubicación: tener el casco antiguo de la ciudad a apenas cinco minutos andando, el viejo cauce del Turia a dos pasos y un centro comercial a tiro de piedra es lo más práctico del mundo. "Si quieres desconectar y necesitas respirar puedes escaparte al río o refugiarte en el Botànic, para las compras tenemos unos grandes almacenes muy cerquita y desplazarte al mismísimo centro es cuestión de dar un paseo", explica Miriam.
Respira, estás en el Botànic

Respira, estás en el Botànic / Levante-EMV

  • Transporte público por doquier: que no es baladí cuando vives en la ciudad. Este barrio se enmarca dentro de la gran vía Fernando el Católico y la avenida Guillem de Castro, dos arterías importantes de la capital, por lo que el servicio público de autobuses permite conexiones con prácticamente cualquier punto de València y también tienen muy cerca la parada de metro de Turia. Si no te importa andar un poquito más, el intercambiador de Ángel Guimerà es la respuesta a todas tus necesidades de conectividad.
  • Una arquitectura con encanto: por fortuna las calles del Botànic aún conservan gran cantidad de edificios de la primera mitad del siglo XX. Bajitos, de colores y coquetos, este tipo de arquitectura "transmite la sensación de sosiego, de poder respirar y que no hay saturación". La baja altura de las edificaciones armoniza con la envergadura de los árboles del jardín y si además eres uno de los afortunados que vive en las fincas que limitan con el Botànic puedes gozar del frescor y la sombra que regala su vegetación.
Edificios bajitos que dan sensación de serenidad al barrio

Edificios bajitos que dan sensación de serenidad al barrio / M. B.

Lo peor de vivir en el Botànic

  • Una cantidad ingente de obras: ya sea bien por el auge de los apartamentos turísticos o por la construcción de nuevas edificaciones, el hecho es que "hay un boom de reformas que tiene el barrio salpicado de contenedores de obra y sus consecuentes limitaciones para circular y aparcar", lamenta Miriam. Si bien es cierto que según señala esta vecina del Botànic "la implantación de la zona naranja y verde se ha notado muchísimo y es más fácil poder estacionar el coche para quienes vivimos ahí".
Un solar en calle Lepanto con Turia para nuevas viviendas

Un solar en el cruce de las calles Lepanto con Turia para nuevas viviendas / Miguel Angel Montesinos

  • Ruidos de tráfico: como comentábamos en el apartado de cosas buenas de vivir en este barrio, la ubicación es un gran punto a favor, sin embargo tiene su contraprestación y es que el tráfico en las grandes arterias que lo rodean es intenso y provoca molestias sonoras. "Sobre todo del que circula por Fernando el Católico, el ruido y el polvo que se acumula llega a ser bastante incómodo".
  • Cierre de comercios tradicionales: el Botànic cuenta con una más que respetable oferta cultural y artística, no en vano tiene el IVAM a un cruce de avenida, la misma distancia a la que está el Centre Cultural la Beneficència y entre sus calles está la conocida sala y escuela de teatro OFF así como la Casa del Ratoncito Pérez. Sin embargo el comercio tradicional está desapareciendo. "Raro es el mes en el que no vemos cómo baja una persiana para no volverse a levantar y eso va haciendo poco a poco el barrio un poco más triste".
La Casa del Ratoncito Perez está en la calle Borrull

La Casa del Ratoncito Perez está en la calle Borrull / Germán Caballero

Y tú ¿vives en el Botànic? ¿qué te gusta o incomoda del barrio?