El Oceanogràfic reabrió ayer sus puertas al gran público como si nada hubiese pasado. De hecho, del incendio del pasado martes no queda más vestigio que unas vallas paneladas con el típico cartel de «Estamos mejorando». Tan sólo si se levanta un poco la vista se pueden ver tres árboles calcinados (dos cipreses y un arce) como víctimas de unas llamas que torcieron la normalidad del complejo acuático. Pero, a la vez, se registraba una animación inusitada. Ayer, a la misma hora que se declaró el fuego 24 horas antes, había casi el doble de asistentes que deambulaban con la habitual despreocupación. «Es probable que muchos sean los que han venido a canjear las entradas del martes». Aun queda un poco para llegar a los picos anuales, que pueden llegar a las trece mil personas en un día. Ayer, todos ellos iban de una sección a otra, con su habitual mezcla de idiomas, como si nada hubiese pasado. La única situación anómala fue esa cola inicial para canjear entradas de la gente que, no teniendo que abandonar la ciudad ayer, no quiso perderse lo que el martes se le interrumpió de forma inesperada.

El director general del Oceanogràfic, Eduardo Nogués, insistía ayer en la rapidez del protocolo de evacuación. «Se reaccionó muy bien y es de agradecer la efectividad tanto de Bomberos como de las Policías Local y Nacional». Con una particularidad: «tenemos y practicamos rutinas de evacuación», pero hasta el punto de que también se ensayan «los riesgos de escape animal». ¿De peces? «Sobre todo, si se escapa, por ejemplo, un cocodrilo». «Lo importante, además, es que no hay daños estructurales».

La entrada a la sala de tiburones es la que ha quedado cerrada y así estará cerca de diez días, pero se puede acceder a la misma por otra vía. En el interior saltaba a la vista que no había ninguna situación anómala, más allá del cierre del ascensor y el acceso. Los animales eran ya visitables sin problemas y se movían por el acuario interior como si nada hubiese pasado. «Puede que el acceso, al tener sólo una entrada, se ralentice un poco, pero nada más». La causa parece claro que fue consecuencia de los trabajos de refuerzo estructural que se realizaban en la zona quemada y en la que estaba trabajando una empresa contratada por el complejo Ciudad de las Artes y las Ciencias.