La plataforma Salvem El Cabanyal fue, durante varias décadas, la aglutinadora de las denuncias, protestas y de las luchas ciudadanas contra la degradación de este barrio marinero que el proyecto, ya abandonado, de la ampliación de Blasco Ibáñez contribuyó a crear y agudizar. Ahora, tras la desintegración de este colectivo, son otros los que toman el relevo, pues consideran que, aunque ha habido ciertas mejoras, ante todo de índole urbanística, «los problemas, sobre todo los convivencia, no se han solucionado».
En este contexto nace «Zero Incívics» un grupo de trabajo, integrado en la Asociación Vecinal del Cabanyal, que busca enfocar sus luchas, reivindicaciones y denuncias sobre los problemas de convivencia, entre los cuales cobran gran protagonismo el tráfico de drogas, aún muy presente en ciertas zonas del barrio, así como la ocupación de viviendas.
Este colectivo acaba de mandar una carta al alcalde de València, Joan Ribó, pues consideran «urgente e imprescindible» reunirse tanto con él como con los o las responsables de las concejalías implicadas en los problemas que denuncian. Entre ellos destacan aspectos como «conductas incívicas, suciedad, reyertas, acoso sexual explícito especialmente en la «Zona 0» a jóvenes tanto del barrio como de otras partes de la ciudad, así como a turistas que pasean o van en bicicleta por esa zona, además de ofrecerles todo tipo de estupefacientes, incluso se da la circunstancia que a veces ocurre muy cerca de un vehículo de la Policía Local». Una de las portavoces de este colectivo, Maite Paulo, reconoce que las actuaciones tanto de la Policía Local como de la Nacional se están incrementando últimamente, pero también lamenta que «ellos mismos nos dicen que están bajo mínimos». Por lo que pide un refuerzo de efectivos.
Ellos inciden en otro problema como es «la ocupación ilegal de viviendas, tanto públicas como privadas, con los problemas derivados como incendios por enganches a la electricidad, averías de agua, degradación de las zonas comunes y el entorno de esas viviendas». Es más, alertan de que son comunes los «robos y saqueos de material de construcción en los edificios y viviendas que se están rehabilitando».
Por último, pero no menos importante, denuncian «las amenazas veladas, vigilancia y agresiones que estamos sufriendo algunos miembros de este colectivo por parte de personas que actúan en el barrio como grupos mafiosos». Y esperan que el barrio «recupere la dignidad a nivel social que se merece», entre otras cosas, «por haber sufrido, aguantado, padecido durante tantos años el abandono más absoluto por parte de la administración».
