Los nuevos medios de movilidad sostenible que han poblado los barrios y las calles de València, en especial, los patinetes, las bicicletas y los vehículos eléctricos, centraron el lunes la mesa redonda en el ciclo Claustre Obert que acogió el Centre Cultural La Nau de la Universitat de València y que organizan esta institución y Levante-EMV.

El debate reunió al Delegado de Iberdrola en la Comunitat Valenciana y convencido usuario de coches eléctricos Joaquín Longares; al presidente para Europa de Cabify y de Movo Patinets Mariano Silveyra; la secretaria de la Federación de Vecinos de València Ana Cantero y al alcalde de Mislata y vicepresidente de la Diputació de València Carlos Fernández Bielsa. El periodista y director general de Relaciones Institucionales de los Medios de Grupo EPI en València Julio Monreal fue el encargado de moderar el encuentro.

La cita dejó varios titulares y conclusiones muy interesantes. Por ejemplo, tanto Ana Cantero como Carlos Fernández, cada uno desde su punto de vista o área de responsabilidad acusó al concejal de Movilidad Sostenible de València Giuseppe Grezzi de «falta de consenso» y de «imponer» sus tesis a la hora de regular la puesta en marcha de los patinetes en la ciudad o de planificar las políticas de transporte metropolitanas.

La secretaria de la Federación de Vecinos denunció que en València «nos están atropellando el patinete y la bicicleta» y «no estamos preparados para esos medios de transporte». De hecho, en el I Encuentro Vecinal de Grandes Ciudades celebrado recientemente en Madrid esta entidad federal valenciana constató que el «cap-i-casal» sufre el mismo problema que las grandes urbes de España y Europa. «Han venido antes -dijo Ana Cantero- los nuevos sistemas de movilidad sostenible que las ordenanzas para regularlas, lo que demuestra una dejación de la administración». Además, «echamos en falta una apuesta por el transporte público, no en vano, las nuevas tecnologías aplicadas al transporte público aligerarían mucho el problema de la movilidad en el área metropolitana». Sin embargo, el área de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de València se caracteriza por su «participación ciudadana casi cero» con ejemplos negativos como «modificaciones de líneas de autobuses que no han sido consultadas con la ciudadanía» o con la aprobación de una ordenanza de movilidad «en la que no han admitido ni una sola de nuestras alegaciones».

«València tiene derecho de veto»

Fernández Bielsa recalcó que no hay «movilidad sostenible» «sin compromiso social y sin concienciación ciudadana»; y no hay sostenibilidad «si existen políticos de campanario». En cuanto a València y el área metropolitana, reclamó una planificación común y global. «Necesitamos políticos que no se miren el ombligo y en València políticos que no miren solo al Miguelete sino que miren también a las ciudades de su entorno y del área metropolitana,y que se esfuercen por juntar a los ciudadanos y no por dividirlos».

En clara alusión al alcalde Joan Ribó y al concejal Giuseppe Grezzi,el vicepresidente de la Diputació se preguntó: «¿Es sostenibilidad que los vecinos de Burjassot, Torrent o Mislata no puedan venir a València en bici porque nuestros sistemas de bicis de alquiler no son compatibles?». «¿O cómo se puede hablar de movilidad sostenible si los autobuses de la EMT no llegan a los pueblos de alrededor cuando en Barcelona los autobuses viajan hasta 50 kilómetros más allá de la capital o cómo es posible que València tenga capacidad de veto dentro de la Agencia Valenciana de Movilidad a la hora de aprobar cualquier cuestión que le afecte?».

Todas estas críticas las remachó con una censura generalizada: «Es necesaria una normativa supramunicipal, para que haya una paz social entre los usuarios de los patinetes con los peatones y con los usuarios de Cabify y de los sistemas de transporte público, pero no hay implicación de los Gobiernos, y eso se demuestra en que la regulación de los patinetes que es el sistema de transporte más barato, eficiente y saludable, ha llegado a posteriori lo que es muy negativo».

Por todo ello, reclamó «una Entidad Metropolitana del Transporte eficiente y la financiación estatal que nos corresponde, esos 38 millones de euros que el Gobierno de España se comprometió a transferirnos y que son muchos menos que Madrid, Barcelona o incluso Sevilla, porque la movilidad sostenible tiene un precio, y requiere más inversión pública, no consiste solo en hacer carriles-bicis hay más formulas como apostar por el transporte público y los aparcamientos disuasorios».

«Electrificar el transporte»

El Delegado de Iberdrola en la Comunitat Valenciana vaticinó que la descarbonización del Planeta y la reducción del Calentamiento Global pasa «por la electrificación del transporte» y la generalización de los usos de «las energías fotovoltaicas y eólicas».

Joaquín Longares avanzó que se necesitan «ciudades más sostenibles y habitables», en las que cada ciudadano disfrute de «una mayor calidad de vida y de mejor salud». Y una de las herramientas necesarias para lograr ese objetivo pasa por «potenciar múltiples tipos de movilidad sostenible». También por elegir bien qué tipo de automóvil se ajusta más a nuestras necesidades o si es mejor que usemos patinete o bicicleta para los desplazamientos diarios al trabajo.

Lo que es inevitable para Longares es «el cambio disruptivo» de la sociedad y el mercado a los vehículos que no usarán el motor de combustión.

«En 2030, se calcula que el 30 por ciento de los turismos que se vendan serán eléctricos, por tanto habrá 1 millón de nuevos coches que precisarán un punto de recarga eléctrico». La red está perfectamente preparada, añadió Longares, «para absorber este pico de demanda». Por su parte, los automóviles son cada vez mejores y ya alcanzan autonomías de hasta 440 kilómetros.

Al mismo tiempo la industria automovilística evoluciona y en 2020 ya van a salir al mercado, «modelos por debajo de los 20.000 o 21.000 euros cifra muy cercana a los 17.800 euros de media que cuesta un coche convencional en nuestro país». En esa línea, Iberdrola prevé instalar un total de 25.000 puntos de recarga de vehículos eléctricos en España hasta el año 2021. La mayoría de ellos, 16.000, se instalarán en hogares y los 9.000 restantes en empresas que quieran ofrecer este servicio a sus empleados o clientes. No en vano, Iberdrola ha lanzado su plan denominado Smart Mobility para el impulso de la movilidad eléctrica.

En 2019, las principales autovías y corredores de España, así como los espacios de acceso público de las principales ciudades de la geografía española, contarán con una estación de recarga rápida al menos cada 100 km. Así, será posible viajar por todo el país con autonomía.

La meta de esta multinacional pasa por «liderar la transición energética» hacia la utilización de energías verdes, tal como explicó Joaquín Longares.

«La micromovilidad es barata»

En última instancia, el presidente de Cabify para Europa y de Movo Patinets la única operadora que trabaja con estos artilugios en València con la fórmula de alquiler se quejó «por la falta de regulación» de estos artilugios en la capital valenciana.

De hecho, respecto a la implantación de los VTC en la Comunitat y en la propia València, subrayó que la participación ciudadana o la voz de la empresa brilló por su ausencia. «No pasó en ninguna ciudad, se hizo sin escuchar a nadie y muchos van a acabar en situaciones judiciales», expresó.

En términos de movilidad sostenible todo quedó «en un brindis al sol», los responsables políticos cedieron «ante los grupos de presión» y «en ningún caso se ha invitado al ciudadano a participar». El futuro pasa por «reducir el uso del vehículo privado» y por «la intermodalidad» en cuanto a la combinación de diversas formas de movilidad como el vehículo eléctrico, el uso del transporte público sobre todo, el Metro, los patinetes, Cabify y el taxi, .... Y en ese contexto «la micromovilidad» es «muy accesible, muy barata y muy fácil» de ahí el éxito en desplazamientos relativamente cortos del patinete, las bicis y las motos eléctricas pequeñas.

En cuanto a medios alternativos para desplazarse por la ciudad o el área metropolitana, Mariano Silveyra señaló que València «está lejísimos de lo que vamos a ver en los próximos 10 años» pese a que tanto los VTC como los patinetes «han tenido muy buena acogida».

La razón es que «se está complicando la vida al usuario» porque en el caso de Cabify la regulación en la Comunitat Valenciana «es de las peores» porque «tienes que esperar 15 minutos». El vehículo privado que emplea una sola persona día tras día es «el más ineficiente y el más contaminante», en cambio, el Metro, el tren o la EMT, que desplazan a numerosos pasajeros son los más recomendables.

«Entre el 40 y el 50% de los desplazamientos en las ciudades se realizan en vehículos privados, y el tráfico rodado es el responsable del 20% de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera». Ante estos patrones «que no han cambiado desde hace décadas, los modelos alternativos y más sostenibles son los patinetes, las bicis, los vehículos compartidos y eléctricos, el transporte público e incluso caminar».

Por último, el máximo responsable de Movo Patinets concluyó que es necesaria una normativa clara «para garantizar la seguridad de los usuarios y de los peatones», evitar «posibles accidentes o atropellos» y que se ocupen aceras o espacios peatonales por parte de los conductores en patín.