La Trobada de Guiness promovida ayer por la ONG Bona Gent, con la colaboración de Junta Central Fallera, se quedó en trobada sin más. El encuentro, que tuvo lugar en el Grau, pretendía conseguir no uno, sino dos récords Guiness como eran el de la mayor reunión de personas vestidas con el blusón fallero o vestimenta tradicional y uno todavía más complicado, más aún en pleno noviembre, como era el de la mayor cadena humana comiendo helado.

Ambos estaban previstos para el mediodía de ayer, pero pronto se vio que no iban a ser posibles. La asistencia, como lamentaba a Levante-EMV la presidenta de Bona Gent, Encarna Ros, no había sido la esperada: «La comunidad fallera no ha sido, en esta ocasión, todo lo solidaria que esperábamos, pensábamos que responderían más teniendo en cuenta su gran masa social», comentaba.

No obstante, Ros prefería centrarse en lo que sí que se había conseguido que era, además de recaudar fondos para su asociación, que trabaja por la inclusión de las personas con discapacidad intelectual, disfrutar de una jornada lúdica y festiva de reunión y, por encima de todo, lograr las sonrisas y la felicidad de los miembros de su asociación: «Verlos a ellos y ellas aquí riendo, bailando y disfrutando es lo que más no llena, por eso trabajamos y por ellos todo vale la pena», comentaba Ros. Además, aprovecharon también para conocer y tomarse fotografías con la fallera mayor infantil y su corte, que estuvieron presentes en el evento.

La sensación general, como no podía ser de otra forma, era agridulce. Pero de todo se aprende y para la próxima ocasión seguro que la organización y los elementos que se exigen para este tipo de récords serán más rigurosos.

Bona Gent ya piensa en próximos eventos. En 2020 cumplen 40 años y en abril celebrarán la segunda edición de su pasarela solidaria, con la presencia de Francis Montesinos.