La salida de Heineken de la UTE que formaba con La Sucursal en la concesión del «Veles e Vents» supone para el empresario y restaurador Javier Andrés una oportunidad para renovar la oferta de ocio y gastronómica del edificio icono de la Copa del América. Con la entrada de un nuevo socio valenciano cuya propuesta, tal como avanzó ayer Levante-EMV, ya ha sido presentada al director general del Consorcio, Vicent Llorens, el Veles e Vents encara una nueva etapa en la que la familia Andrés se asegura además el control de la gestión del edificio. Así lo explica en declaraciones a este diario Javier Andrés, en la actualidad administrador único de la firma concesionaria.

En el acuerdo para dar entrada en la Unión Temporal de Empresas (UTE) del Veles e Vents a un nuevo socio, La Sucursal se reserva la mayoría, al contrario de lo que ocurría con Heineken. La compañía cervecera tenía el 55% de la sociedad y La Sucursal el 45% restante. Un reparto que hacía complicada la gestión del Veles e Vents porque había que negociar con una multinacional cuyo centro de decisiones está en Madrid.

La gestión ahora del edificio singular quedará en manos de empresas valencianas. El nuevo socio de La Sucursal para explotar el Veles es un empresario valenciano con negocios en México. «Será más ágil», apunta Javier Andrés, quien destacó la buena relación con Heineken, que se desvincula de la gestión del Veles e Vents, dos años antes de que acabase el plazo de la concesión, obtenida en 2015 y sujeta a un canon de 30.000 euros al mes.

Tras la salida de Heineken de la gestión del Veles e Vents, que se rumoreaba desde hace algún tiempo, la familia Andrés ha recibido varias propuestas para entrar en la UTE. Dos de ellas se han presentado formalmente y se ha elegido una, «la más coherente» con la singularidad del Veles e Vents y las exigencias del Consorcio Valencia 2007. «El Veles no es un espacio cualquiera y eso hay que entenderlo, requiere inversiones permanentes» por su estructura de grandes terrazas, con pavimentos de madera y barandillas de cristal, volcadas al mar y por tanto muy expuestas a los efectos del salitre y la humedad. De hecho, los pliegos de la concesión exigían al concesionario una inversión cercana a dos millones de euros en mantenimiento del edificio diseñado por Chipperfield.

La entrada de un nuevo socio en la gestión del Veles e Vents debe recibir aún el visto bueno de los servicios jurídicos del Consorcio, que también estudian la solvencia económica del nuevo «partner». La Sucursal ha preparado ya una oferta cultural para los espacios que deja vacantes Heineken en la planta baja y primera del edificio. La escuela de cocina, que hasta ahora dependía de la Fundación Cruzcampo y por la que han pasado entre 20 y 30 alumnos por año, se convertirá en «Campus Veles», que ofrecerá una formación reglada en gastronomía, muy centrada en la alimentación sostenible.

Para la última planta del Veles e Vents se anuncia además un nuevo espacio de ocio «activo y dinámico», apunta Javier Andrés. El empresario confía en que el Consorcio dé el visto bueno a las nuevas propuestas tanto societarias como de contenidos para el Veles e Vents para poder impulsarlas a partir del próximo mes septiembre.