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Iniciativa

L'Hort de la Botja llena de vida Velluters

Un antiguo solar degradado renace como espacio para fomentar las relaciones vecinales con un pequeño huerto urbano

Así luce la zona dedicada al huerto urbano. levante-emv

Durante años fue un descampado más que acompañaba con tristeza a un barrio de Velluters salpicado por la degradación urbanística y social, con la presencia de un importante foco de prostitución y menudeo de drogas. También durante años un grupo de vecinos luchó para conseguir que la Generalitat (propietaria del espacio) o el Ayuntamiento les cediera el terreno. Por fin el año pasado el vicealcalde y concejal de Ecología Urbana, Sergi Campillo, no solo accedió a la propuesta, sino que involucró a ella al propio consistorio, con una subvención de 45.200 euros para promover la participación ciudadana y, en concreto, favorecer las interrelaciones entre las diversas entidades que trabajan en el barrio con colectivos en riesgo de exclusión social y el vecindario en general.

Así nació el proyecto del Hort de la Botja, que meses después de firmarse el convenio de colaboración ya es una realidad. Una realidad que, además, es todo un chute de vida para Velluters, ya que la antigua parcela donde dormían personas sin techo es hoy un espacio cuidado, bonito y repleto de plantas de cultivo, y está presidido por un gran mural con motivos de la huerta obra de los artistas urbanos Barbiturikills y Sr. Marmota. Además se ha dotado de una pérgola y zona de actividades, donde se organizan charlas o talleres

En l'Hort de la Botja están involucrados varios colectivos, comandado por Ciutat Vella Batega y que cuenta también con Amaltea, el Centro de Día de Físics Velluters, los CRIS Velluters y de Sant Pau, Vivendes tutelades Velluter, la residencia Juana María, el Istitut Social del Treball y la AVV El Palleter. En pocos meses han conseguido una transformación asombrosa del espacio. Hoy crecen lechugas, judías, algunos calabacines, pepinos, tomates, pimientos o berenjenas. Es todo un espectáculo amplificado por la solitud de otros solares que rodean al de la Botja, ubicado entre las calles Balmes y Foios. Además, el espacio acoge talleres de distinta tipología que ayudan a tejer una importante red vecinal en el barrio.

El vicealcalde Sergi Campillo visitó ayer l'Hort de la Botja y acudió con un regalo muy especial, ya que les hizo entrega de una antigua placa original de la plaza de la Botja, que fue desconfigurada tras la reordenación urbana de hace unas décadas. «Encontramos una placa histórica con el nombre de la plaza antes de su transformación y se la entregamos como símbolo de nuestra gratitud. Se han esforzado todos estos colectivos se han unido para recuperar un espacio degradado, y es muy importante porque no todo lo tiene que hacer la administración, y esto es una lección importante», explicó sobre la iniciativa vecinal.

Campillo quiso remarcar que el proyecto «es un ejemplo como la sociedad civil puede recuperar espacios públicos y cómo la administración puede ayudarles en esos proyectos», añadió. Además del convenio de colaboración, el Ayuntamiento de València ha colaborado donando dos máquinas compostadoras para que los colectivos que gestionan el espacio puedan fabricar su propio compost orgánico.

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