Valencia es conocida también en medios histórico-artísticos como la ciudad de los conentos, de tanto y tan buenos que llegó a tener, hoy unos cuantos de ellos desaparecidos. Entre las muchas y diversas obras pías que la Iglesia ha tenido en Valencia a lo largo de su historia no han faltado nunca los hospitales. En 1611, cerca del Spital dels Folls, que daría paso al actual Hospital General, los Dominicos fundaron convento, aparte el que tenía en Santo Domingo, hoy Capitanía, que advocarían inicialmente a la “Madre de Dios de la Consolación”.

Lo instalaron cerca del general, porque los frailes destinados a esta comunidad iban a atender espiritualmente y a darles consuelo a los enfermos y moribundos de éste. Lo que hoy se llama pastoral sanitaria. Su convento sirvió además como hospital de contagiosos en épocas de epidemias, que hubo bastantes, para separar a los enfermos afectados de los pacientes ordinarios, dada la cercanía y cualidades para el aislamiento del edificio conentual.

Tres años después de su fundación, un “mercader de libros”, Baltasar Simó, natural de Zaragoza y afincado en Valencia, dejó en herencia al convento sus rentas, con cuyo dinero se amplió el recinto, se hizo en el siglo XVIII el templo –primero hubo dos pequeños- y habilitaron nuevas dependencias, no sin antes resolver oposiciones e incidencias de la vecindad, dado que había se utilizó para ello una calle y fueron compradas varias de sus casas. El arquitecto que lo hizo fue un fraile carmelita calzado, Gaspar de Sanmartín. Presenta una esplendorosa decoración churrigueresca, a pesar del maltrato y los avatares sufridos en la historia.

El librero que puso el dinero quiso que el convento se intitulara de la Virgen del Pilar, lo que aceptaron los frailes dominicos que cambiaron la denominación inicial pasándola de Virgen de la Consolación a Virgen del Pilar, patrona de la ciudad donde nació el generoso benefactor, surgiendo entonces lo que hoy conocemos por Iglesia del Pilar, en la plaza del mismo nombre, así como el convento hoy desaparecido, tras entrar en desgracia y ruina a raíz de la Desamortización de 1835, cuando el Estado perpetro el asalto, robo, saqueo e incautación de los bienes de las Órdenes Religiosas, porque necesitaba dinero para mantener sus guerras en las colonias, malvendiendo después el botín a los ricos burgueses pudientes haciéndoles más ricos. Fueron los grandes beneficiados de la Desamortización.

Robaron azulejos en Misa

Su abandono deterioró mucho el cenobio y en la guerra civil de 1936 lo dejaron todo muy mal parado, destrozaron valiosas obras de arte que tenía el templo, entre ellas una Virgen del Pilar de Vergara. Actualmente, se conserva en las paredes del templo vistosos paneles cerámicos del siglo XVIII de Manises, con motivos religiosos, especialmente los referidos a la vida de san Vicente Ferrer, tan bellos como desconocidos por el gran público. En mi visita al templo, el colaborador de la Parroquia que me acompaña me explica que varios azulejos de unos de los zócalos cerámicos de san Vicente fueron robados durante la celebración de una Misa y un artista de la Parroquia ha subsanado el vacío de forma que si no lo explican, no se nota.

Gracias a que en su acogedora placita se planta la Falla del Pilar, el común de la gente sabe que allí hay una iglesia, en origen construida sin torre campanario, que se le añadió mucho más tarde, pero que es poco conocida, a pesar de lo hermosa y amplia que es. Todos los 12 de Octubre, la colonia aragonesa en Valencia acude a esta iglesia a rendir honores a la Pilarica y a la salida de Misa, en la plaza le bailan y cantan sus más populares jotas, demostrando gran fervor y pasión por ella.

Si visualizamos el famoso plano de Valencia del P. Tosca observaremos que la placita ya estaba igual como ahora y el convento aparece pegado a la muralla de Valencia, cerca del Portal de Torrent y del enclave del Hospital General, así como de la ermita de santa Lucía. Con la desamortización, el Estado lo dedica a usos militares, cuartel y hospital. Más adelante fue cuartel de la Guardia Civil.

Radio Pirenaica decía siempre que Franco interceptaba sus emisiones desde aparataje que tenía situado en el antiguo convento, que sería derribado en 1964, dentro de la epidemia urbanística vivida en Valencia en dicha época para especular con los solares y que se cargó interesantes edificios de nuestra historia. Desde este cuartel partió el escuadrón de caballería de la Guardia Civil que en los primeros días de guerra se dirigió a la Real Capilla de la Virgen de los Desamparados para evitar su incendio y destrucción.

Actualmente, se proyecta conectar la placita del Pilar con Guillem de Castro, a través del solar del derribado convento, del que quedan trazas en la pared colindante a dicha vía, obra que aún no se ha hecho al aparecer restos arqueológicos en el lugar, que han sido estudiados y determinados. Un enorme cartel en el solar que servirá para nueva calle anuncia además la construcción en el punto de un edificio socio cultural.