De la comisión de investigación se ha obtenido una conclusión: que Grezzi es un peligro para la administración pública y debe dimitir. La incoherencia mostrada por el concejal delegado de Movilidad es la única constante en su gestión. En base a las conclusiones obtenidas por Compromís y su socio de gobierno, el PSPV, en la investigación del fraude sufrido por la EMT de València, no pueden entenderse las decisiones que se han tomado. El gerente de la mercantil, defendido durante todo este tiempo por el alcalde Ribó y el edil Grezzi, por su fantástica actuación, y que además, no se le menciona como responsable de lo ocurrido en las conclusiones de la comisión de investigación, es despedido con indemnización pese a justificar su baja laboral como un cierre de ciclo personal, lo que da a entender que la indemnización recibida es un regalo por su lealtad y por los servicios prestados antes de abandonar la sociedad por voluntad propia. Pero no sólo eso, a la Responsable de Gestión, principal damnificada del informe de conclusiones, a la que se le achaca una actitud irresponsable que ha conducido a la pérdida de millones de euros de dinero público, se le ha buscado o, directamente, se le ha creado en la propia EMT, un nuevo puesto donde poder seguir trabajando a costa del erario público y seguir prestando ese servicio negligente que tanto ha costado a los valencianos.

Es decir, por un lado, a la persona que, pese a ser el máximo responsable de la gestión de la sociedad, ha aparecido carente de culpabilidad en el informe de conclusiones elaborado, es despedido con los halagos pertinentes y la indemnización que le correspondería por cese de su actividad laboral decidida por el empresario. Pero al mismo tiempo, a la directiva a la que se imputa una negligencia de carácter tan grave que ha permitido la fuga de cuatro millones de euros de una institución pública, aún se le mantiene en un puesto de importancia en la organización de EMT, quedando sin consecuencias la actuación descuidada y poco profesional que tuvo.

Esta argumentación sustenta el por qué Grezzi debe dimitir: por llevar a cabo una gestión desleal al pueblo valenciano, marcada por la falta de profesionalidad y de buena gestión y por la enorme carga de favoritismo hacia sus allegados.

Grezzi debe de ser apartado de su puesto. Únicamente ha demostrado que lo que le importa es la lealtad a sus conocidos, pagando con dinero público la enorme incoherencia en la que se ha vuelto a enredar castigando al que formalmente queda como no responsable y manteniendo a la persona encargada que aparece como negligente. No le importa la gestión y no le preocupa ni siquiera intentar mantener las formas en cuanto a conservar un mínimo de dignidad política. Esa es la mejor prueba de que su tiempo en el Ayuntamiento de València ha acabado.