A los vecinos de la ciudad de València ya les preocupa más no poder juntarse en el bar con sus allegados o no poder reunirse con sus familiares o amigos que el paro. Así lo han reflejado un alto porcentaje de los encuestados en el último Infobaròmetre d’Opinió Ciutadana del mes de enero, cuyas conclusiones fueron dadas a conocer ayer por el edil de Gestión del Conocimiento, Carlos Galiana.
En el apartado donde se pregunta a los ciudadanos sobre el impacto de la crisis sanitaria derivada de la pandemia del coronavirus y la valoración sobre la gestión de la misma, resulta que el 21,2% de los entrevistados dice que el problema que más les afecta y preocupa en estos momentos son las restricciones a las relaciones sociales, familiares y las medidas de distancia interpersonal. Por detrás de esta preocupación se sitúa el paro, con un 20,4 %, que ha sido desbancado por estas restricciones a la vida social de las personas que nos ha traído la pandemia y que nos han impuesto las autoridades autonómicas y estatales. En octubre de 2020 el paro, con un 16,1%, era la principal preocupación de los valencianos. Como solía ocurrir habitualmente en la mayor parte de los barómetros municipales con o sin la covid. Sin embargo, ya entonces el empeoramiento de las relaciones sociales y las molestias derivadas de la mayor distancia social se situaban como la segunda principal preocupación de los vecinos del cap-i-casal, con un 15,1% de los entrevistados. Carlos Galiana resaltó ayer este dato por el valor que los vecinos de València dan a las relaciones interpersonales: «Las restricciones en las relaciones sociales y familiares ha pasado a ser el primer problema que más afecta a nivel individual por encima del paro», enfatizó.
Sin duda, esta afectación de las relaciones sociales está relacionada con el hartazgo que presentan muchos ciudadanos tras meses y meses de restricciones y malas noticias derivadas de la epidemia.
Quizá por ello, también uno de cada cuatro vecinos de la ciudad de València ha declarado que no está dispuesto a vacunarse contra la covid-19. En concreto, el 25,8% de los encuestados dice que no se pondría la vacuna frente al 57,6% que afirma que sí lo haría. El dato de indecisos es también muy elevado: un 10,8% aceptaría ponérsela aunque no lo tiene claro y un 5,8% sostiene que no sabe qué hacer. Sobre esta cifra, Galiana dijo que el momento en que se hizo la encuesta -diciembre de 2020- era todavía muy reciente el suministro de la vacuna y, «quizás por eso, hay un dato preocupante del 25% que manifiesta no estar dispuesto a vacunarse; pero estamos convencidos que hoy esto ya ha cambiado de manera muy notable», matizó.
Los ciudadanos señalan también que el transporte público -c on un 7,8%- y los lugares de ocio y restauración -7,2%- son los lugares donde más riesgo de contagio existe para las personas. Por último, la población está muy preocupada por los efectos económicos de la epidemia, y en particular, por el cierre de negocios. Aunque un 54,8% cree que esto mejorará en un año.