El Viernes de Dolor es, retreta aparte, el día en el que la Semana Santa Marinera empieza de verdad a coger velocidad. Pero la edición de 2021 será tan sólo un poco más presencial que la inexistente de 2020. Tan sólo habrá servicios religiosos, que pasan de la puerta cerrada al aforo reducido. Lo que permitirá algunos ritos que acompañen a las eucaristías. La estética de los estandartes en cada parroquia, imposición de medallas, entrega de crucifijos, bendición de mantos y andas... aquello que se pueda hacer dentro de las limitaciones y en el que los oficios religiosos recordarán especialmente a las personas del barrio que han faltado a causa de la pandemia.

Se ha hablado mucho de los problemas de las Fallas. La Semana Santa Marinera no es ajena a ellos, aunque en este caso no haya servidumbres económicas tan fuertes. Aquí no hay artistas a los que pagar monumentos. Pero la crisis económica también afecta. Aquí también ha descendido el censo de hermanos y cofrades y hay colectivos que ya están amenazados con la desaparición. Es lo que ha comunicado, por ejemplo, la Hermandad del Santísimo Cristo del Perdón. «Si en breve no conseguimos que suba el número de cofrades , nos veremos obligados a cesar la actividad y por lo consiguiente cerrará sus puertas. Es una Hermandad que con 90 años de Historia y una imagen que consiguió no ser pasto de las llamas en la Guerra Civil, no superará esta pandemia». Con toda su crudeza. La fusión con algún colectivo de la misma parroquia del Cabanyal podría ayudar a no perder ese patrimonio.

Las calles de los Poblats Marítims empiezan a engalanarse a través de sus balcones. Será de las pocas señales que podrán apreciarse en la calle, pues las procesiones sí que están absolutamente prohibidas. Igual que la exhibición de las imágenes en las casas. Por contra, por ejemplo, sí que habrá bendición de palmas en el Domingo de Ramos. Para eso se podrá acceder de forma ordenada y escalonada.

Clavariesas que repiten

El Viernes de Dolor es día de los Granaderos. Y por eso, por ejemplo, los del Cabanyal, los de la Iglesia de los Ángeles, aprovecharán su eucaristía, a las 19 horas. Y como reflejo de la realidad, se impondrán las medallas a la clavariesa de honor e infantil, que no son otras que las falleras mayores de 2019, Marina Civera y Sara Larrazábal, cuyas clavarías están igual de congeladas que los cargos de falleras mayores de València de sus predecesoras. Esta hermandad hará una visita al cementerio del Cabanyal el Jueves Santo para recordar a los fallecidos de los últimos doce meses.

Las restricciones también llegan a la Semana Santa del centro de la ciudad. El Vía Crucis que abarrotaba las calles del centro se transforma ahora en un acto en el interior de la catedral, con aforo máximo de 400 personas, sin movilidad y presidido por el cardenal Antonio Cañizares.