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Los vecinos avisan de un posible rebrote y la hostelería no cumple objetivos

Bares y restaurantes demandarán al ayuntamiento por daños y perjuicios

Momento previo de la Cremà en Convento Jerusalén Miguel Ángel Montesinos

Las Fallas de septiembre ya son historia y los balances que se hacen de ella desde diferentes partes de la sociedad valenciana son desiguales. Los vecinos y los hosteleros lanzaron duras críticas respecto a estas inusuales primeras fiestas tras la pandemia de covid-19.

La presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de València, María José Broseta, dijo a Levante-EMV que no sería «nada extraño» que los contagios de covid-19 aumentasen a causa de estas Fallas porque hubo «más incumplimiento de normas» que en una semana normal. «Esperemos que esto no nos rebote a los vecinos de València en esta pandemia», aseveró Broseta, después de que el concejal de Seguridad Ciudadana, Aarón Cano, calificase de «muy positivo» el balance de las fiestas. Cano también indicó que se produjo una cantidad similar de botellones que un fin de semana normal, o «incluso menos».

«Decir que están contentísimos... Yo creo que no es para tanto. Yo creo que no había suficiente policía para controlar los botellones y la gente en la calle. Todo lo que huele a fiesta es un ‘aquí vale todo’. El que ha querido ha respetado las medidas y el que no ha querido, no lo ha hecho». Como nota positiva, Broseta destacó «el comportamiento que han tenido las comisiones falleras» con las normas sanitarias.

Los hosteleros demandarán

La misma valoración positiva respecto al mundo fallero la comparten en la Coordinadora de Hostelería de los Barrios de Valencia. Fuentes de esa entidad afirmaron a este diario que están «orgullosos del nivel de compromiso» de los miembros de las comisiones. Consideraron que «la ausencia de incidentes vistos» entre falleros ha dado una «imagen ejemplar» al mundo, lo que para ellos es una «demostración de que la vieja normalidad está de vuelta», de cara a las próximas Fallas.

Sin embargo, confirmaron que van hacia adelante con la demanda colectiva por daños y perjuicios que ya anunciaron el pasado viernes, cuando dijeron que la Policía Local les obligó a cerrar bares y restaurantes del centro por los lugares donde pasó la Ofrenda. Insistieron en que se les notificó «con una hora de antelación». «Esa improvisación provocó un caos», criticaron.

El gremio hostelero lamentó que esa acción «arbitraria», junto con el poco turismo externo, el temporal y restricciones como el toque de queda, provocaron que se incumpliera el objetivo de recaudación que se habían marcado. «Nos planteamos que se cubriera un 28,7 % de lo normal y no se ha llegado a cubrir esa cifra», recalcaron. Se han quedado, al final, «cerca del 25 %». Según ellos, el único barrio «por encima de las previsiones» es Russafa. Hicieron hincapié en las pérdidas «catastróficas» del ocio nocturno, que recaudó «un 5 % de lo normal». «Tenemos que ser contundentes a la hora de denunciar el desastre económico y la organización de la Ofrenda», subrayaron.

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