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Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera

Los agricultores denuncian el robo de sus motores justo antes de empezar a bombear el agua del lago para sembrar

Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera |

Cuando se habla de protección de l’Albufera se habla, por lo general, de la situación del lago y de su entorno, incluida la Devesa. Ambas cosas conforman el parque natural. Pero pocas veces se habla de las personas, hombres y mujeres, que desde hace siglos tienen en este entorno su medio de vida. Son pescadores y arroceros, principalmente, que viven con la sensación de estar abandonados. Es una sensación que crece o baja según los tiempos, pero que ahora está más a flor de piel que nunca.

Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera |

Los arroceros del Palmar son objeto de robos en los motores con los que bombean el agua, un problema que, además de la ruina económica, dificulta mucho las tareas propias del campo. Y los pescadores sufren una situación parecida, pero por la sustracción de las artes de pesca de la anguila y de las propias anguilas. En definitiva, un problema de delincuencia que se une a los muchos problemas que arrastra el sector, como los bajos precios, la falta de relevo generacional..., y que vuelve a disparar la sensación de abandono que les acompaña.

Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera |

Si hablamos de los pescadores, Mariano es todo un experto. «En tres años me han robado más de veinte veces y esta campaña ya van seis o siete», dice este veterano mientras mueve sus anguilas en la pequeña lonja del Palmar. «Esto para mi es una ruina. Ponle este año ocho mornells (redes) a sesenta euros cada uno», calcula Mariano, que lamenta que a día de hoy «no haya justicia», ya que robos de esa cuantía no tienen reproche penal alguno, dice.

Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera |

Es más, se queja de que «nadie hace nada», ni siquiera en los casos en los que el delincuente es descubierto. «Esto hace cien años no pasaría, pero ahora estamos abandonados. Esto es una injusticia. Te roban hasta en la acequia esta de aquí», añade este pescador señalando el pequeño canal que pasa junto a la lonja.

Sensación de abandono entre los pescadores y arroceros de l’Albufera | FOTOS DE JOSÉ PARRILLA

José, otro compañero de fatigas, corrobora esta versión y asegura que hay una persona en concreto que roba pesca y artes con regularidad y que, aún pillándolo, no pueden hacer nada con el. «Y sigue así», lamenta.

Problema general

José Vicente, trabajador de la cofradía y buen conocedor del problema, asegura que «hay mucho furtivo y que ya no es que te roben las anguilas, es que se llevan las redes y todo lo que pillan».

El problema parece estar en la gran cantidad de gente que hay en l’Albufera, una situación motivada en gran parte por el atractivo de las puesta de sol y por la gente que sale al lago desde todos los pueblos colindantes. «Hay una afluencia masiva, y hay gente que va a robar y a vender el producto en negro», dice.

José Vicente recuerda que «siempre ha habido algún caso, algún pescador que ha visto que le han tocado los mornells», pero «ahora es que vas a un puesto y te han robado cinco, y al otro compañero le han robado tres, y al otro cuatro, y cada mornell vale entre 60 y 80 euros, que es mucho dinero». En la actualidad, asegura que los robos son semanales y en todas las «calàs» (que son los redolís, las zonas que tienen asignadas cada pescador).

Robos en las casetas

Esta situación puede trasladarse también a los arroceros, agricultores de l´Albufera que ven como en una semana han asaltado al menos cuatro motores de bombeo y los dejan inutilizados a escasos días de empezar a sacar el agua de los arrozales para fanguear y prepararlos para la siembra.

Juan, cuidador del motor de la Barraca, uno de los que han sido asaltados en los últimos días y que ha sufrido destrozos de 7.000 euros, asegura que «es una ruina». Y eso que en su caso ha habido celeridad en la reposición del material.

Los técnicos de la compañía eléctrica llegaban a su caseta, situada en las proximidades del Palmar, cuando hacíamos el reportaje. Según explicó Vicente Aleixandre, agricultor, portavoz de los arroceros de esta zona y exconcejal del PP de València, ha habido temporadas que han entrado en algún motor, pero la situación «no pasaba de ahí». En los últimos diez días, sin embargo, la situación se ha disparado. Ha habido robos en la Barraca, Malta Fangar, Establiment y el Canyar, con daños muy importantes y en un momento muy delicado.

Es más, trabajan «con el miedo», dice Aleixandre, de que esto se repita más adelante y no puedan preparar los campos. De ahí que se hayan puesto manos a la obra y hayan colocado vallas metálicas en los caminos más importantes y grandes bloques de piedra en los accesos más particulares, todo ello con la intención de evitar la entrada de vehículos.

Posibles soluciones

Pero la solución no puede ser esta. Tanto pescadores como arroceros creen que las diferentes policías tienen que implicarse más en este problema. Y creen también que tendría que limitarse el acceso de personas a l’Albufera. Para José Vicente, el trabajador de la lonja del pescado del Palmar, una de las soluciones es controlar a las personas que salen al lago, limitándolo a los pescadores, el cazador y las personas que se dedican al turismo. «Las familias de los pescadores también, pero más gente no», dice. «Yo recuerdo cuando entraba todo el mundo en la Devesa, que llegó a un punto que o se cerraba para todos o la Devesa estaría supermasificada de coches». «Pues en l’Albufera pasa igual, y si hay que restringir cosas, que se haga. Que el lago quede para el profesional», matiza.

Aleixandre apunta a la vigilancia policial. Elogia el trabajo del Seprona de la Guardia Civil, pero cree que no es suficiente. En su caso cree que controlar a las chatarrerías sería muy importante, pues los ladrones lo que buscan es principalmente el cobre de los motores. «Si no se compra ese material no se roba», opina.

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