Síguenos en redes sociales:

La "turqueta" que regresó de fallera mayor de València

Algar de Palancia, el pueblo de los abuelos maternos de Carmen Martín, sale a la calle a recibir a las falleras con honores de autoridad

Vuelta a casa. Algar de Palancia recibe a Carmen Martín y la corteFotos de Armando Romero (JCF) y Moisés Domínguez

93

jornada inolvidable para carmen y para algar de palancia. 1 La feligresía flanquea a la fallera mayor de València a la entrada de Nostra Senyora de la Mercé. 2 Con su punto «Mr. Marshall», Carmen y la corte, desde el balcón municipal en la plaza mayor.

La nieta de Isabel y Luis fue, hace más de veinte años, una de las primeras niñas que alcanzaron la condición de «turqueta», los cautivos que se encomiendan a la Virgen de la Merced en Algar de Palancia. Esa misma niña lo recordaba ayer, y también «aprender a recorrer las calles de Algar en bicicleta. Y sobre todo, he aprendido la suerte de tener un pueblo como es Algar». Esa niña, ahora superados los 25 años y que la vida ha llevado por mil caminos, fue recibida ayer de vuelta con todos los honores. Es Carmen Martín Carbonell, la fallera mayor de València, que regresó protagonizar algunas de esas escenas que sólo pueden producirse en los pueblos y que sólo puede generar la fallera mayor. No eran las fiestas patronales, que son en septiembre. Pero no hacía falta. Era, simplemente, la llegada de la fallera mayor. Para ella y para la corte se organizó una jornada , con misa, firma en el Libro de Honor, balcón municipal, y callejeo por las coquetonas calles de un lugar donde lo que más pasa es que casi nunca pasa nada. Presumen de haber tenido durante una temporada a Sorolla haciendo turismo rural. El cronista oficial aseguraba que «esta visita también se recordará toda la vida en nuestra historia». Banda de música, pirotecnia, personas mayores aplaudiendo y niños saludando. Algar es a Carmen lo que las cercanas Altura y Segorbe a Rocío Gil, Cullera a Marina Civera o Gandia a Raquel Alario. «A veces nos sorprendemos de cómo es nuestro destino, ya que una decisión cambia la vida de la persona. Y una de esas decisiones de un hombre nacido hace 93 años es el responsable de que estemos todos juntos hoy. Mis abuelos se conocieron en este maravilloso pueblo y crearon una familia. Enseñaron a mi madre y a mi tía a disfrutar de la esencia de vivir en un pueblo, donde todos formaban parte de una gran familia porque se vivía en la calle». La calle que encaló fachadas porque venía la fallera mayor. La nieta de Isabel y Luis.

Pulsa para ver más contenido para ti