Hasta 25 toneladas de ramas del ficus monumental que sufrió una caída parcial la semana pasada, han sido retiradas ya por las brigadas del Organismo Autónomo Municipal de Parques y Jardines, como medida inmediata para prevenir más accidentes y para garantizar que el árbol monumental puede seguir desarrollándose sin problemas.

«Se han iniciado tareas de poda de restauración, destinada a eliminar ramas secundarias afectadas en la caída, así como de restitución del porte y el equilibrio general del ejemplar dada la gran pérdida que ha sufrido en un importante sector de su estructura», lo que pone en peligro su estabilidad, detalla el informe al que ha tenido acceso Levante-EMV. 

El dictamen emitido por los técnicos municipales insiste en que la caída de una gran rama se debió a que ésta estaba enferma por una serie de patógenos que no era posible detectar desde fuera. 

El dictamen emitido por los técnicos municipales insiste en que la caída de una gran rama se debió a que ésta estaba enferma por una serie de patógenos que no era posible detectar desde fuera.

Por ende, señala que las últimas actuaciones realizadas en el mantenimiento, inspección y poda en este Ficus macrophylla se hicieron hace más de 1 año, entre el 2 y el 10 de agosto. «Con carácter urgente y como apoyo a la contrata de la zona Sur que tiene asignada la gestión del espacio verde en que se ubica dicho ejemplar».

 Respecto a la causa del siniestro no hay duda. «Hay que señalar que en el área de fractura, la madera muestra signos de pudrición, en principio a consecuencia de un vacío por la cual se infiltra agua de lluvia», indica el texto. 

«Se han iniciado tareas de poda de restauración, destinada a eliminar ramas secundarias afectadas en la caída, así como de restitución del porte y el equilibrio general del ejemplar" para garantizar su estabilidad

En ese punto, en el interior del árbol y, por lo tanto indetectable desde el exterior, «se encuentra materia orgánica en fase de descomposición a consecuencia del exceso de humedad acumulada por el agua de lluvia». «Las muestras obtenidas y sometidas a cultivo permitirán identificar el o los agentes patógenos causantes», matizan los técnicos municipales.

Por último, «se realizarán tareas de limpieza en el punto de rotura eliminando la materia orgánica en fase de descomposición y, una vez finalizada esta limpieza, y con el resultado de los análisis, se procederá a la ejecución de los tratamientos fitosanitarios pertinentes». En este sentido, se ha encargado a la Universitat Politécnica un estudio para determinar cuáles son esos patógenos que han acabado por pudrir la rama.